sábado, 23 de agosto de 2014

La llamada.




Eran las doce y media de la noche y Alfonso Villegas, médico forense, iba a meterse en la cama. Estaba agotado, había sido un día de duro trabajo y no podía más.

En ese momento sonó el teléfono fijo que tenía sobre su mesilla de noche. Miró a la pantalla de cristal líquido a ver quién llamaba. Sólo aparecía un número, ningún nombre. No estaba en su agenda, así que ignoró la llamada.

Besó a su mujer para darle las buenas noches y se arrebujó entre las sábanas.

Nueva llamada. Esta vez era el móvil. Alargó la mano y comprobó que era el mismo número desconocido. Volvió a ignorar la llamada y siguió intentando dormir.

La tercera llamada ya le alarmó, porque era de nuevo el mismo número, pero esta vez la llamada había sido al móvil de su mujer, así que contestó de inmediato.

V: ¿Quién es? ¿Qué quiere a estas horas?

C: Dr. Villegas, le llamo para informarle que le hemos seleccionado para que practique una determinada autopsia.

V: Pero... ¿quién es? ¿De dónde llama?

C: Eso es intrascendente. Una niña ha sido violada, torturada, desangrada y asesinada y usted será el encargado de hacer la autopsia, siguiendo nuestras instrucciones. Los resultados oficiales del examen también están predeterminados y se harán oficiales con su firma, doctor.

V: ¿Esto es una broma?

C: Veamos, señor forense. No me haga perder el tiempo, es algo que tiene que hacer y por lo que será recompensado en su carrera profesional. No puede negarse en modo alguno.

V: Usted debe de estar loco. Mi ética no me permite hacer nada semejante. Déjeme en paz o llamaré a la policía.

C: Usted no va a hacer nada de eso, doctor. La investigación no llegaría a ninguna parte y nos obligaría a tomar represalias. Tiene usted una hija de 8 años. ¿Quiere que le pase lo mismo que a la que tendrá usted que reconocer?

V: ¡No se atreva a tocar a mi hija, hijo de puta!

C: Si usted se niega a hacer lo que le pedimos, lo haremos. Lo haremos y además conseguiremos que le culpen a usted. ¿Cree que es tan difícil conseguir muestras de su vello púbico, de sus epiteliales o de su semen, doctor? Ya las tenemos. Por cierto, no debería tirar sus preservativos a la basura después de acostarse con su esposa, amigo mío.

V: Si esto es una broma, se está pasando usted de la raya. ¿Cómo sé que usted puede hacer todo lo que afirma que hará?

C: Habrá visto que tenemos sus tres teléfonos, y que el fijo no está en la guía. Sólo lo tienen sus padres, que viven fuera de la ciudad ¿no es así? Puedo decirle el número y el saldo de sus cuentas corrientes, lo que le falta por pagar de la hipoteca, el número de su tarjeta de crédito, el de su DNI, Seguridad Social, todos los datos de sus familiares, el colegio al que va su hija y hasta el uniforme que lleva. También conocemos todos los datos médicos de su familia, sus rutinas y horarios y hasta el más mínimo detalle que nos haya parecido de interés.

V: Sigo pensando que está usted loco.

C: Doctor, es usted el que empieza a desvariar. Quizás debamos matar a su hija, culparle a usted y hacer que le recluyan en un hospital psiquiátrico.

V: Soy una persona muy conocida en mi profesión y yo no estoy loco.

C: No lo está, doctor, pero después de pasar unos días en un hospital psiquiátrico, recibiendo la medicación apropiada, lo estará. Destruiremos su mente para siempre, haremos que se le diagnostique una esquizofrenia paranoide con tendencias homicidas y pasará el resto de sus días en una institución mental o en una prisión. Hay un gran abanico de posibilidades, doctor. Podemos conseguir que su mujer lo odie por matar y violar a su hija, pero también podemos matarla a ella también y a usted se le recordará como al loco asesino que mató a su familia y arruinó su vida para siempre.

V: Pero... ¿por qué a mí?

C: Usted mismo acaba de decirlo, doctor. Porque es un profesional de prestigio en su campo y porque el caso que tiene que abordar es muy delicado: no tenemos más remedio que recurrir a usted.

V: Necesito tiempo para pensarlo.





C: No hay tiempo, doctor. La próxima madrugada aparecerán los restos y tiene que presentarse de inmediato para proceder a la realización de la autopsia. No se preocupe. Todas las demás personas que tendrán acceso al cadáver son de los nuestros. Nadie le hará el menor reproche y su carrera saldrá reforzada. Por otra parte, si no lo hace, utilizaremos a nuestra segunda elección, pero, desgraciadamente, nos veremos en la necesidad de eliminar a su familia. ¿Recuerda un incidente que sucedió ayer, en el que un coche frenó demasiado tarde y golpeó levemente a su hija?

V: Yo... ¿Cómo lo sabe?... ¡Así que fueron ustedes! ¡Dios mío! ... Parece que no me deja usted otra salida, ¿verdad?

C: No la tiene, doctor. No tiene ni idea de a lo que se enfrenta. No existe estructura en el Estado que no esté en nuestro poder. En 15 minutos pasará un vehículo a recogerle. No nos haga esperar...


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TODOS LOS PERSONAJES QUE APARECEN
EN ESTE POST SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON PERSONAS
REALES, VIVAS O MUERTAS, ES
UNA SIMPLE COINCIDENCIA.

7 comentarios:

galaxis dijo...

Para echarse a temblar!!

Unknown dijo...

Todos tenemos un precio. Algunos no de forma pecuniaria.

Anónimo dijo...

No creo que la realidad se aleje demasiado en este caso tampoco.

Unknown dijo...

Guau@ realmente te deja sin respiración, quizá porque sabemos que estas terribles hechos...suceden...

Nozick dijo...

Gracias, Maca. Si te ha impactado, entonces creo que realmente me ha quedado bien.

Anónimo dijo...

Esto sucede?

CmSeday dijo...

Enhorabuena por el relato. Y enhorabuena por el blog. Llevo días "hurgando" en tus artículos, que encontré por casualidad, días en los que me he perdido en todo lo que narras en estas pantallas negras, días en los que he creído que "ellos" simplemente, eran un grupo cerrado, determinado, en los que aceptaban o incluían nuevos miembros a base de talonario... pero no. A través de tu relato, comprendo que hay más víctimas colaterales que de las que al principio parece, y como ha dicho el compañero "tecnico preocupado" todos tenemos un precio.
Enhorabuena de nuevo, ahora con tu permiso, voy a seguir indagando.