lunes, 14 de diciembre de 2015

William Heirens, the lipstick killer #1.




William Heirens, el asesino del lápiz de labios... Esta serie de artículos se podía haber titulado de varias maneras, porque todas las víctimas del caso merecen un recuerdo y un reconocimiento. Pero la injusticia cometida con Heirens es un perfecto ejemplo de la absoluta corrupción de la ciudad de Chicago, que no terminó con la detención de Al Capone en 1931, ni mucho menos.




1. JOSEPHINE ALICE ROSS:

El martes cinco de junio de 1945, la policía de Chicago detenía a Chester Rice, un ex-convicto de Hammond, Indiana, trasladándolo a la comisaría de Town Hall para interrogarlo.

Aquella mañana había aparecido asesinada una mujer en su apartamento del 4108 de la Avenida North Kenmore, en el distrito de Edgewood de la ciudad de Chicago. Se trataba de Josephine Alice Ross, una divorciada de 43 años que había enviudado dos veces. Sus dos hijas, Jacqueline Miller, de 17 años, y Jane Blanchard, de 21, dijeron a la policía que Rice había estado cortejando a su madre, sin éxito.





Jacqueline trabajaba en una tienda de alimentación en Avenida Wilson esquina Broadway. Ese martes había salido de casa a las nueve de la mañana, como todos los días. Cuando volvió para almorzar, sobre la una de la tarde, descubrió el cuerpo desnudo de su madre, tendido sobre su cama ensangrentada. Alguien la había asesinado, atando después con una media un vestido rojo alrededor de su garganta. La habían apuñalado en el cuello y las heridas estaban tapadas con cinta adhesiva. La bañera estaba parcialmente llena de ropa y agua ensangrentada.

Los matrimonios de la víctima con John Walsh y Herbert Miller, respectivamente, terminaron en divorcio. Su tercer marido, Herbert Ross, había muerto en julio de 1944.




Elmer Nelson, conserje del edificio de apartamentos, dijo a la policía que había visto a un hombre desconocido, moreno, de pelo oscuro, de unos 86 kg. de peso y bien vestido, abandonando el edificio por la escalera de incendios entre el mediodía y la una de la tarde. Llevaba un suéter blanco, en el que se observaban posibles manchas de sangre, y unos pantalones oscuros. Sin embargo, una de las inquilinas del edificio, Bernice Folkman, lo describió como "esbelto".

Un suéter similar al descrito por Nelson apareció en la habitación de Rice en Hammond.

Rice había sido recluido en la penitenciaría de Juliet en octubre de 1933, tras una serie de atracos a supermercados y farmacias. Fue puesto en libertad condicional en junio de 1936, que se levantó en agosto de 1936.

Un amigo de Rice, Louis Breitsprecher, de Hobart (Indiana), declaró que había llevado a Rice a su casa, en Cereza esquina Hammond, entre las 09:15 y las 9:45, después de visitar varias tabernas. La señora Ross aparentemente había sido asesinada sobre las diez de la mañana.

La policía también retuvo a Oscar Nordmack, del 656 de Sheridan Rd., que dijo que había estado saliendo con Mrs. Ross. Sin embargo, Miss Frances Ceran, del 417 de la calle N. Clark, dijo a la policía que había estado con ella el día anterior.




2. FRANCES BROWN:

Seis meses después, el lunes 10 de diciembre de 1945, la policía buscaba al responsable del asesinato de una mujer. Un crimen que sería conocido en un principio como "el caso del mensaje en la pared", y luego como "el caso del asesino del lápiz de labios".




El asesino había disparado dos veces y apuñalado en la garganta otras dos a su víctima, una atractiva ex WAVE, dejando su cuerpo colgando del borde de la bañera de su apartamento del sexto piso del hotel Pine Crest, en el 3941 de la Avenida del mismo nombre de la ciudad de Chicago.





Antes de huir, el asesino escribió un mensaje en la pared, con el lápiz de labios de su víctima, que decía:

"Por el amor de Dios, detenedme antes de que vuelva a matar. No puedo controlarme".




La mujer asesinada era Miss Frances Brown, de 33 años, empleada administrativa, de Richmond (Indiana), licenciada del WAVES 1 el anterior mes de septiembre, después de más de tres años de servicio impecable. Sus amigos la consideraban una mujer de comportamiento irreprochable, de vida tranquila, con muchos amigos y ningún enemigo.



1 WAVES: Women Accepted for Volunteer Emergency Service (Mujeres admitidas en el servicio voluntario de emergencia), rama femenina de la reserva naval de EEUU en la segunda guerra mundial.


Miss Brown había ido a visitar a unas amigas, Miss Virginia Tracy, de 28 años, secretaria, y Miss Virginia Fessler, de 41, profesora de educación física, en el 4200 de la calle Havel. El domingo por la noche, Miss Brown salió a las 9. Su compañera de habitación, Miss Butler, había pasado el fin de semana visitando a Miss Vivian Smith, en el 3616 Pine Grove av.

La madre de Miss Brown, Mrs. F.O. Brown, viuda, residía en Richmond (Indiana). Su padre, conductor de tren retirado de Pennsylvania, murió en un accidente ferroviario en Newcastle (Pennsylvania), en 1934. Miss Brown abandonó Richmond en 1934 y consiguió un trabajo como administrativa en la empresa A. B. Dick Company, a la que regresó tras su salida de la marina.

Sobre las cuatro de la mañana se había visto salir del hotel a un hombre moreno, fornido y nervioso, vistiendo un abrigo y un sombrero oscuros.

"Quienquiera que sea el asesino, es un maníaco y debemos atraparlo", declaró el capitán Reynolds, de la comisaría de Town Hall.

Reynolds opinaba que se trataba de un crimen sexual -aunque la autopsia demostró que Miss Brown no había sido violada-; el asesino la sorprendió poco después de medianoche, cuando estaba en la cama, y había intentado asfixiarla con una almohada, ya que tenia una marca oval similar a la que dejaría una cara al presionarla contra ella.

Otra teoría era que el asesino era un ladrón silencioso, ya que se había saqueado la habitación de la víctima y vaciado su bolso.

Según la policía, el asesino había entrado en la habitación 611, de Miss Brown, por la escalera de incendios, al no poder entrar en la del piso inferior, la 511. Sus inquilinos, Mr. y Mrs. Charles H. Dole, no estaban en ese momento.

Los primeros en advertir algo extraño, aunque no descubrieron el crimen, fueron R. H. Blair y George C. Wyatt, inquilinos de la sexta planta del hotel, de 13 apartamentos por planta. Ambos advirtieron que la puerta de Miss Brown's estaba entreabierta y que la radio estaba encendida, sobre las 7:30 de la mañana. George Gilland, un repartidor de periódicos, dejó la prensa en el apartamento de Miss Brown, pero no advirtió nada extraño.

El crimen fue descubierto por Mrs. Martha Kugles, una sirvienta, sobre las 8:30 de la mañana, al observar que la puerta estaba entreabierta y sonaba la radio, cuando a esa hora Miss Brown y su compañera de habitación Miss Viola Butler solían estar de camino a sus respectivos trabajos. Miss Butler se había ausentado el fin de semana.

La habitación estaba desordenada y había manchas de sangre por todas partes. Vio la nota escrita en la pared con el pintalabios rojo y luego se encontró con el cuerpo de Miss Brown en el baño. Entonces llamaron a la policía.

Los detectives encontraron el cuerpo de la víctima recostado sobre el borde de la bañera, con la cabeza apoyada en la parte inferior y los pies en el exterior, apoyados en el suelo. Un fragmento retorcido y ensangrentado de su pijama yacía a sus pies. Tenía la cabeza envuelta con toallas. La cama y el suelo estaban empapados de sangre.

Al retirar las toallas apareció la hoja de un cuchillo de cocina. Veinte centímetros de acero que atravesaban su garganta, saliendo por su parte izquierda. Un poco más abajo había una segunda herida de arma blanca.

Esa parecía haber sido la causa de la muerte, hasta que el forense Samuel Levinson realizó la autopsia y descubrió una herida de bala en la zona derecha de la cabeza y otra en el brazo derecho. Aunque las heridas de arma blanca eran mortales y habrían ocasionado la muerte de Miss Brown con toda seguridad, el diagnóstico determinó que la muerte la había ocasionado el disparo en la cabeza.

Se encontró un pequeño corte entre los dedos pulgar e índice de la mano derecha, lo que indicaba que Miss Brown había luchado con su agresor. El cuchillo pertenecía al ajuar del apartamento; la teoría policial era que Miss Brown había cogido el cuchillo para defenderse pero recibió un disparo, fue desarmada y después apuñalada. Las manchas de la cama indicaban que había habido lucha en ella.

La policía dedujo que luego el asesino había arrastrado a su víctima hasta el baño para lavar las manchas de sangre del cadáver. Después saqueó el apartamento, registrando cajones, armarios y bolsos, y escribió el mensaje en la pared, utilizando una barra de labios que encontró en el bolso de su víctima.

El mensaje intrigó a la policía. La propia escritura podía ser una pista acerca de la identidad del asesino. Las letras tenían entre siete y quince centímetros de alto y la frase "por el amor de Dios" sugería una mano femenina, ya que algunos detectives opinaban que esa expresión era más común entre las mujeres que entre los hombres.

El crimen había ocurrido sobre las dos y diez de la madrugada, según el Capitán Reynolds, basándose en el testimonio de un hombre, cuya identidad rehusó divulgar, que había afirmado que los disparos se habían realizado en ese momento. No sería hasta una hora y media más tarde que se vio abandonar el hotel a un hombre "bajo, fornido y nervioso".

Sin embargo, George Weinberg, de 46 años, inquilino del segundo piso del hotel, declaró a la policía que creía haber oído dos disparos sobre las cuatro de la madrugada.

John Dedrick, recepcionista nocturno del hotel, vio al sospechoso. "... Un desconocido bajó en el ascensor sobre las cuatro de la mañana y se la pegó con la puerta de entrada, al no darse cuenta que estaba cerrada. Se volvió hacia mi al salir. Estaba muy nervioso..." Era un hombre de entre 35 y 45 años, de un metro setenta de estatura y unos 68 kilos de peso.

Nadie le había visto entrar; según la policía era obvio que había entrado en el apartamento de la víctima a través de la escalera de incendios.

Se solicitó la colaboración del laboratorio de policía criminal, dirigido por Charles M. Wilson, Sus expertos descubrieron rápidamente varias manchas en la repisa de la ventana del dormitorio de Miss Brown y en la del piso inferior, propiedad de Charles H. Dole, de las que esperaban extraer huellas digitales.

Francis Purkiser, un maquinista de 36 años, fue detenido para interrogarlo después de que varios clientes de una taberna declararan que hablaba como si supiera más del crimen de lo que había publicado la prensa. Según la policía, había salido de la cárcel dos días antes, cumpliendo una condena por robo en el apartamento de una mujer.





Si comparamos ambos crímenes, tenemos la siguiente tabla:



 Miss Ross
Miss Brown



 Causa de la muerte
 Puñalada en el cuello
 Disparo en el cráneo
 Ruta de entrada
 ?
 Ventana
 Ruta de salida
 Puerta principal
 Puerta principal
 Hora del crimen
 Diurno, 12-13h.
 Nocturno. 4h.
 Arma
 Blanca
 De fuego y blanca
 Mensaje
 No
 Sí. Lápiz de labios rojo
 Peso del sospechoso
 86 kg.
 68 kg.
 Estatura
 No se menciona
 1,70 m.
 Aspecto
 Moreno, pelo oscuro
 Moreno, fornido
 Edad
 No se menciona
 Entre 35 y 45 años
 Estado de la víctima
 Desnuda, en la cama.
 Desnuda, en la bañera


¿Se podría decir que ambos crímenes habían sido cometidos por la misma persona? ¿Por qué nadie vio entrar al asesino o asesinos, pero sí que los vieron salir? ¿Por qué en el segundo crimen se entra por la ventana y no se sale por el mismo sitio?

Tras estos dos crímenes, iba a producirse un tercero un mes después, todavía mucho más espeluznante que los anteriores...






Fuentes principales:



  1. Herald Tribune.
  2. Corroborated evidence. William T. Rasmussen.
  3. American Justice. Who is the lipstick killer?

4 comentarios:

Eva dijo...

¡Jamás continuaste con el desarrollo de este caso, Nocick!

lucy nolan dijo...

También X varias razones pienso que este adolescente era inocente. Pero era perfecto para que la opinión pública creyera que habían atrapado al asesino...lastima

Anónimo dijo...

Buenas noches, Nozick.
Como prometí estoy leyendo todas las entradas de este maravilloso blog.
No sabría por donde empezar con este caso...
Soy psicóloga, y da la casualidad que me ha interesado, desde un punto de vista Clínico, el análisis de conducta y la Criminología desde que era muy joven.
El primer "paso" de un asesino en serie es que sigue un patrón. Ya sea un ritual (inexistente en este caso) y la victimología suele ser claro (rango de edades, sexo de las víctimas... etc).
Una víctima de 43 años, otra de 33 y una de 6 no es una victimología clara. Es claramente excepcional que una misma persona cometa los 3 asesinatos carentes de móviles sexuales a tres mujeres de edades tan dispares.
No cuadra tampoco que una persona que busca llamar la atención (mensaje en la pared por el cual es tristemente conocido) juré por medio santoral su inocencia durante más de 65 años Que estuvo en la cárcel. No puedes buscar notoriedad y no reconocer los hechos por los que te sientes tan orgulloso.
Y sobre todo, nadie pasa de pequeños hurtos a los 12 a crímenes tan aberrantes en un lapso de tiempo tan escaso.
No digo que sea imposible... digo que para desarrollar semejante sadismo hace falta años y años de evolución. Nadie se levanta un día y pasa de robar a matar con ese grado de violencia (válido para casos a uno y otro lado del charco).
Y todo esto sin meternos en pruebas de otra índole. Simplemente, no da el perfil de estos asesinatos.
Gracias por tanto esfuerzo. Gracias por toda tu labor.
Tienes mi más profunda admiración por tu coraje y tu esfuerzo.
Sigue así, el mundo funciona un poco mejor gracias A gente que lucha por abrir mentes, por ayudar a cuestionar. Por ver señales y aprender a tener criterio.
Un abrazo con mucho cariño
L. Valeria.

Nozick dijo...

Abrazo, Valeria, y gracias por tu apoyo.