En la extinta web del colectivo VIRIATO LUCHADOR había un documento en el que se analizaba un artículo publicado por Manuel Marlasca el 3 de febrero de 1993, enfocado a poner de manifiesto su clarividencia, al recoger ciertas declaraciones de Miguel Ricart que no se producirían hasta el 2 de marzo de 1993. De modo que Marlasca escribe viendo el futuro con una anticipación de casi un mes.
Parece ser que entre la gran cantidad de médiums y videntes de la zona había algunos realmente buenos. O quizás Manuel Marlasca tenía una bola de cristal. O lo mismo me dejo alguna otra posibilidad en el tintero.
Un gran hallazgo del colectivo, que no sé cómo no ha tenido más difusión, porque desde luego la merece. Sin embargo, dado que se presentó en formato texto, quizás podría haber alguien que dudara de su exactitud.
He localizado el artículo original, para que no quepa ninguna duda al respecto, en el que se cita con un mes de antelación -antes de que lo declarara Miguel Ricart- que el lugar del crimen fue la caseta abandonada (Llombay/La Romana) y se describe la forma en que Antonio Anglés acabó con las tres niñas.
Primero se presenta el texto del colectivo, y después el facsímil del artículo de El Mundo. Finalmente, la transcripción de la declaración de Miguel Ricart del 2 de marzo de 1993, incluida en los folios 797-799 del sumario del caso Alcàsser.
EL MUNDO – 3 DE FEBRERO DE 1993.
“El Rubio” , que describió la escena, dice tener miedo de la posible reacción de su compinche.
RICART DECLARÓ QUE FUE SÓLO ANTONIO ANGLÉS
QUIEN VIOLÓ Y ASESINÓ A LAS NIÑAS DE ALCÁCER.
La Guardia Civil piensa que en el crimen intervino un tercer cómplice.
MANUEL MARLASCA GARCÍA - ENVIADO ESPECIAL.
VALENCIA, Miguel Ricart, el único detenido hasta el momento en relación con el crimen de Alcácer, aseguró en su última declaración ante el titular del juzgado nº 6 de Alzira, que él ni violó ni mató a ninguna de las tres niña. Ricart, conocido como “el Rubio”, cargó toda la responsabilidad sobre el que se ha convertido en el enemigo público número uno de las Fuerzas de Seguridad españolas, Antonio Anglés Martíns, que lleva seis días en paradero desconocido.
“El Rubio” en un tormentoso interrogatorio que se prolongó durante diez horas el pasado día 29 de enero, llegó a dar cuatro versiones de los hechos que acabaron con el enterramiento de las niñas en las inmediaciones de la presa de Tous. Lo que si mantuvo en todo momento es que Antonio Anglés fue el autor material de todas las violaciones y de los disparos que acabaron con la vida de Miriam, Toñi y Desirée.
Según fuentes judiciales Ricart se mostró colaborador con el juez, dando amplios detalles de lo ocurrido, sobre todo en las últimas horas de su extenso testimonio. Si bien en un principio “el Rubio” dijo que él y Anglés recogieron a las tres chicas en la gasolinera y se las llevaron a tomar unas copas antes de la brutal agresión, posteriormente reconoció que su compinche y él condujeron a las jóvenes directamente a la caseta abandonada donde se desarrolló la brutal orgía de sangre.
COLABORAR.- Ricart asegura en su declaración que él se limitó a colaborar con Anglés a la hora de inmovilizar a las adolescentes, mientras su compañero de faena las torturaba o violaba. El delincuente también señaló que fue Antonio Anglés quien decidió poner punto y final a la “macabra fiesta” con un tiro en la nuca a cada una de las jóvenes. Según “el Rubio”, una de las chicas estaba inconsciente cuando recibió el disparo, mientras que las otras fueron obligadas a ponerse de rodillas y en esa posición fueron asesinadas por la pistola que empuñaba Anglés.
Miguel Ricart dijo en todo momento que se sentía asustado por la violencia con la que se empleaba su compañero y cuando se estaba dando cuenta de lo que ocurría, era demasiado tarde porque Anglés estaba “borracho de sangre”. La abogada de oficio que asistió a Ricart en esta declaración, Vicenta Sanchís, manifestó ayer a este diario que “el detenido no parecía un chico agresivo, sino todo lo contrario. Tiene un verdadero pavor a su amigo”.
El único arrestado por el crimen de Alcácer fue trasladado el lunes por la noche desde la prisión de Castellón a otro centro penitenciario para reforzar su seguridad. El inculpado ingresó a dicha cárcel – cuya ubicación no ha sido revelada – con nombre falso y, muy probablemente, con sus rasgos físicos bastante alterados para que los presos no le reconozcan.
Por otra parte, los agentes de la Guardia Civil de Valencia y los de la Unidad Central Operativa desplazados allí para colaborar en las investigaciones han intensificado en las últimas horas las gestiones y los interrogatorios para clarificar lo que ocurrió el viernes 13 de noviembre, día de la desaparición de las niñas de Alcácer.
EN LA MISMA NOCHE.- Hasta el momento lo único que se sabe a ciencia cierta es que pasaron apenas dos o tres horas entre el momento en que las chicas fueron recogidas por el Opel Corsa de Ricart y su asesinato. Esta hipótesis ha sido reforzada por el testimonio de “el Rubio”.
Sin embargo la Guardia Civil está absolutamente convencida de la existencia de un tercer asesino, pese a que Ricart ha asegurado en todo momento que sólo él y Antonio Anglés acudieron a la caseta abandonada donde mataron a las adolescentes.
Los investigadores están construyendo un puzzle para reproducir los hechos y les falta una pieza: un tercer actor en el macabro ritual.
En este sentido la Guardia Civil trata de “apretar las clavijas” a otro miembro de la familia Anglés; Roberto, de 20 años, en prisión desde el pasado 13 de enero y que el lunes fue juzgado por tenencia ilícita de armas.
Roberto es un inseparable compañero de correrías de su hermano Antonio y el día del crimen estaba en libertad, de hecho cuando el enemigo público número uno fue detenido por retener encadenada a una joven que le debía dinero, Ricardo fue el único miembro de la familia Anglés que dijo “no tener miedo a Antonio”.
Los investigadores siguen buscando pruebas para implicar a este posible tercer asesino, aunque aún no han podido reunir suficientes evidencias para hacer una acusación formal.
Un teléfono para “cazar” a Anglés.
La comandancia de la Guardia Civil de Valencia ha difundido un número 333 11 00, con el que se pueden poner en contacto los ciudadanos que tengan alguna pista que ayude a localizar el paradero de Antonio Anglés. Según fuentes del cuerpo, en las primeras doce horas de funcionamiento de este teléfono se recibieron más de 300 llamadas. Asimismo los agentes han dado las características físicas de Anglés: 1’75 de altura, complexión normal, rostro delgado y alargado, tatuajes en ambos brazos, posible pelo corto y rubio. La última vez que fue visto vestía pantalón vaquero y chaqueta y botas negras. En estos momentos, va armado al menos con una pistola del nueve corto y lleva dos carnet de identidad a nombre de Francisco Portera Zafra y Rubén Anglés. El juez de vigilancia penitenciaria de Valencia, Ernesto Alberola, denegó a Antonio Anglés un permiso el 25 de octubre de 1991, dos meses antes de que saliese por primera vez de la cárcel Modelo. Un buen comportamiento del recluso y los trabajos que realizaba en el centro penitenciario como electricista, llevaron a la junta de régimen a informar favorablemente sobre su segunda petición de permiso, que le fue concedida el 28 de diciembre de 1991. Anglés pasó seis meses en su domicilio, según consta en su expediente, y regresó al centro penitenciario.
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Manuel Marlasca, nos tiene que dar explicaciones sobre este artículo, pues en él se ve que sabe las cosas antes de que se produzcan, ya que nos cuenta el 3 de febrero de 1993, datos que Ricart no proporciona hasta la declaración ante el juez el día 2 de marzo de 1993. (797-799 - Declaración de Miguel Ricart Tárrega).
En este artículo nos habla de que fueron "directamente a la caseta", frase textual de Miguelito en esa declaración, nos relata la forma en que se sujetó a las niñas, y la forma en que estaban cuando recibieron los disparos.
Confunde la declaración ante la guardia civil el día 29 de enero, que duró desde las 23'45h hasta las 02'10 h del 30 de enero, dos horas y 25 minutos, donde fue su abogada Vicenta Sanchís, (150-157 - Ampliación a la manifestación de Miguel Ricart Tárrega) con la declaración ante el juez el día 30 de enero que tuvo de abogado a Joaquín Comis Tello y que oficialmente no sabemos cuando empezó ni acabó. (178-182 - Declaración detenido Miguel Ricart Tárrega).
¿Como se puede estar tan bien informado para unas cosas y tan mal para otras?
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SUMARIO 1-93
FOLIOS 797-799
DECLARACIÓN DE MIGUEL RICART
JUZGADO DE INSTRUCCIÓN NÚMERO SEIS DE ALZIRA
DECLARACIÓN
Nombre y apellidos : MIGUEL RICART TÁRREGA
DNI/Pasaporte : 52638150
Naturaleza : Catarroja, Valencia
Fecha de nacimiento: 12-9-69
Hijo de : Miguel y de Encarnación
Domicilio : Calle Alicante 11-5 Catarroja
En Alzira a dos de marzo de mil novecientos noventa y tres
Ante el Juez de Instrucción y de mí...
Están presentes el Ilmo. Sr. Fiscal Jefe DON ENRIQUE BELTRÁN el Médico Forense de Instrucción 6 de Alzira DON FRANCISCO ROS PLAZA.
Leída la declaración prestada anteriormente ante este mismo Juez Instructor realiza el declarante las siguientes aclaraciones y rectificaciones:
-Que no es cierto que durante el trayecto hacia la discoteca Colon Antonio Anglés llevase ningún arma de fuego sino que llevaba un cuchillo lanzador que siempre llevaba enfundado en el pantalón, si bien durante el trayecto en el viaje que hicieron en el vehículo no lo sacó en ningún momento sino que cuando las jóvenes se dieron cuenta que pasaban de largo de la discoteca y que no las paraban y empezaron a protestar el declarante dijo a Antonio de dar la vuelta y dejarlas pero éste último pegándole dos capones le dijo que en el coche mandaba él, y a continuación, para acallar las protestas de las niñas Antonio empezó a pegarles puñetazos a las mismas, siendo pues cierto todo lo relatado en la anterior declaración sobre lo que ocurrió en el interior del vehículo en este primer trayecto, salvo lo ya dicho de que no llevaban Antonio ni sacó ningún arma de fuego así como también el que no es cierto que en ese momento ataran a ninguna de las jóvenes, asimismo hace notar el declarante que una vez que bajaron del vehículo, aunque no puede concretar si las jóvenes llevaban o no algunos dientes rotos, supone que si, pues Antonio pegaba con mucha fuerza, y en cualquier caso lo que si que vio es que las tres estaban completamente digo tenían completamente ensangrentadas las caras con los labios y narices ensangrentadas.
-Que no es cierto que pararan en ninguna fábrica ni en ningún campo de algarrobos sino lo cierto es que fueron a la caseta directamente a la caseta de Llombay que queda cerca del lugar de enterramiento y ello a indicación de Antonio. Y que aunque Antonio no le dijo concretamente que es lo que pretendía hacer, el declarante ya se imaginó que podía ocurrir lo que después pasó ya que anteriormente, un mes antes aproximadamente Antonio lo había comentado que tenía ganas de coger algunas niñas violarlas y matarlas después.
-Que pararon el coche en una explanada donde hay unas colmenas y donde acaba el camino para poder llegar a la caseta de Llombay, que queda a unos cuatrocientos metros de allí, y a la que se llega a través de una senda. Una vez pararon el coche bajaron los cinco y en fila india se dirigieron hacia la caseta yendo el declarante delante con una linterna encendida y Antonio el último con otra, y mientras andaban las niñas les preguntaban donde las llevaban y les pedían que las dejasen marchar, a lo que Antonio siempre les contestaba que se callaran y siguieran.
-Una vez llegaron a la caseta subieron directamente al piso alto y dejaron allí encendida una gran linterna pero dando luz roja para evitar que alguien les pudiera ver desde el exterior. Una vez allí el declarante le dijo a Antonio que estaba bien haber hecho lo que habían hecho pero que no se le ocurriera llevar a la práctica la idea que tenía en la cabeza, a lo que Antonio le contestó que allí se hacía lo que él decía y que él se iba a quedar a gusto ese día, lo que significaba con ello que quería violar y matar a las jóvenes. Al mismo tiempo las tres jóvenes protestaban y querían marcharse ante lo que Antonio, nuevamente iracundo comenzó a golpear con una tranca a Miriam y Desirée que se encontraban atadas a un poste, y les dio varios golpes fuertes a ellas quedando una de las dos, Desirée inconsciente un momento mientras que Miriam le pedía a Antonio que no le pegase. Se aclara a este respecto que una vez que llegaron a la caseta y subieron al piso alto, lo primero que hizo Antonio fue atar a Miriam y a Desirée a un poste que hay en el centro del habitáculo con las manos a la espalda y atadas al referido poste con gasas que llevaban Antonio o con cuerda de ganado que había en la misma caseta sin que pueda recordar exactamente con cuál de esos dos elementos se hicieron las ataduras, y encontrándose las dos jóvenes en posición de espalda con espalda y sentadas en el suelo, quedando el poste en medio de las mismas; y mientras tanto el declarante sujetaba a Antonia que permanecía de pie.
-A continuación Antonio cogió a Antonia la tiró a un colchón que allí había y la desnudó totalmente mientras ésta se oponía y se defendía, siendo en todo momento reducida por Antonio, una vez desnuda y estando tumbada cara arriba Antonio se bajó los pantalones y los calzoncillos y le introdujo el pene por vía vaginal, continuando entre tanto la resistencia de Antonia al mismo tiempo que daba muestras de que le dolía la penetración. Sin embargo unos diez minutos más tarde, sin que pueda precisar el declarante si hubo o no eyaculación Antonio dio la vuelta a Antonia dejándola boca abajo, e introdujo su miembro por vía anal, mostrando también Antonia el dolor que aquello le representaba, hasta que aproximadamente unos cinco minutos después Antonia profirió unos gritos y alaridos desgarradores de dolor, apercibiéndose el declarante que Antonio encontrándose ya junto a Antonia estaba introduciendo en el ano de ésta un palo, cuyas características no puede precisar, suponiendo que debió durar unos cinco minutos la penetración del referido palo.
-Una vez hecho lo anterior Antonio le dijo a Antonia que se vistiera, ayudándole a hacerlo ya que la misma se encontraba en unas condiciones muy malas, y una vez vestida la ató al poste después de haber desatado previamente a Desirée, siendo en esta operación ayudado por el declarante.
-Desatada Desirée Antonio la desnudó rompiéndole las ropas superiores y la tiró en el colchón donde le bajó los pantalones y las bragas diciéndole al declarante que "ahora le tocaba a él" protestando el declarante que en esas condiciones a él no le apetecía hacerlo respondiéndole Antonio que estaba con él o lo enviaría a tomar por culo, dando a entender que lo mataría, al mismo tiempo con un tronco de bastante grosor le golpeó dos o tres veces al declarante en la parte inferior de la espalda.
Entonces el declarante se bajó los pantalones y calzoncillos y tumbándose en el colchón encima de Desirée la penetró por delante, estando aproximadamente cinco minutos hasta que cansándose y sin llegar a eyacular retiró el miembro y se volvió a vestir, mientras tanto Antonio estuvo arrodillado en el colchón viendo como lo hacía el declarante y cuando éste terminó le dijo que si ya estaba con ello, dando a entender que le había parecido muy corto. Hace constar a este respecto el declarante que al tener acceso carnal con Desirée ésta se opuso y le pidió que no lo hiciera si bien previamente no utilizó fuerza contra él ya que previamente Antonio le dijo que la mataría si no lo hacía con el declarante.
-Al terminar el declarante de penetrar a Desirée, como ya se ha dicho, concretamente Antonio le dijo que si ya has terminado, pues vaya mierda de hombre que eres, y a continuación Antonio se bajó los pantalones se montó encima de Desirée y la penetró por delante protestando y resistiendo ésta ante lo que Antonio le dio varias tortas, debiendo durar la relación sexual de Antonio unos diez minutos, pasados los cuales Antonio se subió los pantalones ayudó a vestir a Desirée y la volvió a atar en el poste junto a sus amigas, mientras tanto el declarante permaneció sentado asustado.
-Estando atadas las tres el declarante y Antonio cogieron la linterna y se volvieron hacia el coche y subiendo al mismo se dirigieron a Catadau, a un bar cuyo nombre no recuerda donde encargaron y compraron dos bocadillos una ensalada, una cerveza y una botella de agua y se volvieron con todo ello a la caseta, donde cenaron los dos y ofrecieron agua a las jóvenes, de las cuales sólo una no quiso beber.
-Una vez hubieron cenado Antonio desató a Miriam le quitó la ropa y una vez desnuda la tiró en el colchón procediendo a hacer con ella lo mismo que había hecho con Antonia, esto es, la penetró primero por delante, después por detrás y por último le introdujo un palo por el ano, si bien con Miriam debió durar un poco más la penetración con el miembro viril, así como mientras la penetraba la golpeaba para evitar su resistencia.
-Después de terminar con Miriam y vestirse ésta ayudada de Antonio, éste ató a aquella sobre una especie de travesero que había en lo alto estando Miriam de pie de espaldas a la pared y con los brazos un poco levantados y las manos atadas a la referida madera. A continuación decidieron el declarante y Antonio acostarse en el colchón para dormir tirándose por encima un trozo de moqueta que allí había y diciendo Antonio que mañana más. Sin embargo como las niñas no dejaban de llorar y pedir que las dejasen libres, Antonio, unos cinco minutos después se levantó nervioso y cogiendo un palo empezó a atizar fuertemente contra las tres, golpeándolas cuatro o cinco veces a cada una por todas partes del cuerpo. Una vez terminó de golpearlas Antonio desató a Miriam de donde estaba y la volvió a atar en el poste junto a sus dos amigas, para a continuación diciendo que ahora vais a ver que esto va en serio, se bajó con la otra linterna para volver nuevamente unos diez minutos después, enseñando a las niñas el arma que traían y tirando de carro para que vieran que era una pistola de verdad. La referida arma es de Antonio y él la solía tener escondida en la caseta de Llombay y la utilizaba cuando cometía algún atraco.
-Hecho lo anterior volvió Antonio a acostarse en el colchón quedando dormido el declarante hasta la mañana siguiente, aproximadamente hasta el amanecer viendo entonces que Antonio estaba ya despierto, aunque continuaba tumbado en el colchón; entonces Antonio se levantó y se marchó sin decirle a donde al declarante ni con qué fin, tardando unas tres o cuatro horas en volver, tiempo este que el declarante permaneció en la caseta vigilando a las niñas, y en el que éstas le pidieron que las dejase libres y el declarante se negó ya que le iba a ir la vida con ello. Posteriormente el declarante supo que durante esas tres o cuatro horas Antonio había cavado la fosa, sirviéndose para ello de una azada que llevaba en el coche y de un pico que anteriormente lo tenía en la caseta de Alborache, aunque ignora el declarante si Antonio fue ese mismo día a Alborache a cogerlo o sí ya lo había llevado a la caseta de Llombay antes de ello.
-Cuando Antonio volvió llamó al declarante para que bajase a la planta baja y allí le dijo que había que matar a las niñas y enterrarlas para que no se chivasen a su defecto ya había cavado él un hoyo; ante esto el declarante le propuso a Antonio dejarlas libres a las niñas pues las mismas le habían asegurado que dirían que habían sido dos encapuchados, diciendo Antonio que parecía ser tonto diciendo eso ya que si continuaban vivas, los descubrirían a ellos. Entonces subieron al piso alto y permanecieron allí aproximadamente dos horas sentados y estando hablando Antonio hasta que se hicieron aproximadamente las tres de la tarde, en que Antonio se levantó y diciendo que nos vamos dirigiéndose a las jóvenes las desató y se fueron todos hasta donde estaba el coche, debiendo Miriam ser ayudada por Antonio ya que no podía andar perfectamente, rectifica el declarante en el sentido de que Antonia y Desirée andaban con dificultad siendo ayudadas por el declarante si bien la que peor andaba era Miriam que era ayudada por Antonio. Una vez que llegaron cerca de donde se encontraba el coche cerca de unas colmenas y un campo de olivos, allí Antonio le dijo que volviera al declarante que subiera a la caseta y que trajera un trozo de moqueta que durante la noche habían utilizado para taparse. Rectifica el declarante que el declarante que fueron directos de la caseta a la fosa sin llegar a las colmenas y es allí donde Antonio le dijo al declarante que fuera a por el trozo de moqueta.
-Una vez volvió el declarante con la moqueta a donde estaba la fosa y los demás, las niñas dándose cuenta de que dicho hoyo estaba destinado a su enterramiento suplicaron a Antonio que las dejase ir a lo que éste les respondió que lo sentía mucho pero que debía quitarles de en medio para que no se chivasen, ante lo cual las tres jóvenes se pusieron a gritar histéricamente, y entonces Antonio utilizando una especie de onda una piedra que llevaban enrolladas en una camiseta comenzó a golpear a las niñas a las que se encontraban arrodilladas porque no podían estar de pie, si bien como en una de las veces el propio Antonio resultó golpeado, dejó dicho instrumento y cogió el palo que después enterraría en la fosa junto a los cuerpos continuando golpeando con el durante bastante tiempo y con fuerza a las jóvenes, perdiendo Antonia el conocimiento a consecuencia de ello, mientras que una de las dos continuó chillando histéricamente, por lo que Antonio sacando el cuchillo pinchó con él a ésta por la espalda.
Aclara que mientras fue a por la moqueta supone que Antonio ató nuevamente las manos a las jóvenes ya que así se encontraban éstas cuando él volvió.
-Después de lo del cuchillo Antonio sacó la pistola la montó y disparó el gatillo pero no salió el disparo, por lo que volvió a montarla saliendo disparado el cartucho no disparado, y procediendo, digo el cartucho salió expulsado y cayendo al suelo, disparando nuevamente hasta tres tiros dirigidos a cada una de las tres jóvenes encontrándose en ese momento Antonia tumbada en el suelo y desvanecida y de costado, la que fue pinchada también tumbada pero boca abajo y gritando, y la última arrodillada con el cuerpo y la cabeza acurrucado casi en el suelo y con las manos tapándose la cara, y todas ellas estando al borde de la fosa, un poco apartadas si bien Antonio estaba en el borde de la fosa de espalda a ella y quedando pues al medio de las niñas y la fosa.
-Después de muertas Antonio colocó en el fondo de hoyo la moqueta, tiró un cuerpo tras otro en el interior y de modo que quedaban apilados para taparlos con el resto de la moqueta y a continuación tirar la tierra encima, para lo cual Antonio requirió al declarante a que le ayudara, lo que así hizo éste con la azada mientras Antonio enterraba con la parte más ancha del pico. Una vez cubrieron de tierra la fosa arrancaron matorrales y arbustos y los tiraron por encima y los plantaron para disimular la existencia de tierra movida, así como Antonio se puso a buscar los casquillos hasta que los encontró.
-Hecho lo anterior se volvieron los dos a la caseta y Antonio subió a la planta alta a recoger lo que se le hubiera podido caer y todo lo suyo, cogieron las linternas y se volvieron hacia el coche, recogiendo de camino el pico y la azada que se llevaron también al coche. Una vez subidos al coche y puestos en marcha se dirigen como indica Antonio a la caseta de Alborache a dejar el pico y la azada y quedarse allí si bien como en un trecho pararon al borde del camino y Antonio escondió la pistola bajo de unas hierbas.
Una vez llegaron a Alborache se quedaron allí sin que sea cierto lo manifestado en la declaración anterior de que hubieran destruido las ropas en un vertedero de Buñol, ya que el declarante no se manchó sus ropas para nada aunque cree que Antonio si debió mancharse el pantalón vaquero que llevaba ya que después no se lo ha vuelto a ver. Y desde entonces el declarante no ha vuelto a subir más a la caseta de Llombay ni a la fosa sino que únicamente él y Mauricio el hermano de Antonio fueron a recoger la pistola porque al día siguiente iban a hacer un atraco en Buñol el declarante, Antonio y Roberto el hermano de Antonio a la Caja Rural, si bien no llegaron a entrar en la entidad bancaria ya que estando esperando en el coche a la puerta la Guardia Civil les dio el alto y salieron huyendo. Hace constar el declarante que el día cinco de noviembre anterior, él junto con el Mauri hicieron otro robo en la misma entidad bancaria llevando y usando el declarante la pistola de Antonio cargada con cinco cartuchos, mientras que éste último les esperaba fuera en el coche para huir, obteniendo un botín que no llegaba al millón de pesetas. Hechos estos que los cuenta entre risas y comentarios irónicos de que como para los bancos Antonio es un "cagado". En relación en el atraco del día cinco de noviembre aclara que Antonio quedó a una cierta distancia con el vehículo yendo desde éste hasta la entidad bancaria el declarante y el Mauri con una moto Derby Variant negra que anteriormente Antonio había sustraído en Pedralba.
-Por otra parte también rectifica el declarante que el Opel Corsa que utilizaron en los hechos si bien aparece con el nombre del declarante realmente su propietario es Antonio Anglés ya que su precio lo obtuvo en otro atraco que lo consiguió en compañía de su hermano Mauricio en el Banco Popular de Villar del Arzobispo provistos de una moto Onda que también había sustraído Antonio.
-A preguntas del Sr. Fiscal, que nunca habían visto ni conocido a las chicas ni el declarante y cree que tampoco Antonio ya que al subirlas en el coche ni en el trayecto nada reveló que éste pudiera conocerlas. Cuando Antonio dijo al declarante que tenía ganas de coger a unas chicas y abusar de ellas creía el declarante que era exageración. Ratifica lo que dijo en su anterior declaración respecto que las tres niñas al vestirse tenían en la parte interna de los muslos tenían mucha sangre. No se explica después de haber reconocido el colchón de muelles que consta en las fotografías donde se llevaron a cabo los hechos no tiene ninguna mancha de sangre. La postura del colchón de muelles que está en la fotografía del atestado no es la que tenía el día de los hechos ya que ese día estaba en sentido transversal al que la fotografía tiene.
-Nuevamente a preguntas del Sr. Juez manifiesta: que rectifica en el sentido de que es posible que a Miriam no la atasen en una percha o travesero como ha indicado anteriormente sino en el mismo poste donde estaban atadas las otras pero de pie tal como aparece desprenderse de las fotografías del atestado, así como que Antonio pegaba a las niñas no sólo para hacerlas callar sino porque le gustaba verlas sufrir.
-Rectifica también en el sentido de que cuando Antonio mantuvo relación sexual con Miriam el declarante estuvo todo el tiempo manteniendo a ésta por los tobillos ya que la misma con las piernas había estado rechazando a Antonio y que no recuerda si con Miriam se le puso el mismo palo que con las otras analmente. También rectifica en el sentido que a Desirée Antonio le hizo lo mismo que las otras dos de penetrar por vía anal tanto con su miembro viril como con un palo similar, y que también a Desirée la sujetó por los tobillos el declarante mientras Antonio la agredía sexualmente.
-En cuanto al corte de pezón que se le hizo a una de las niñas lo único que sabe es por lo que se le ha dicho al tomársele declaración pero el no lo presenció ni se apercibió de ello, suponiendo que ocurriría cuando Antonio, estando acostados se levantó del colchón porque las niñas lloraban, pero el declarante no lo vio ya que permaneció todo el tiempo acostado y tapado con la moqueta.
-No recuerda o no se apercibió que después de muertas Antonio clavara algo en la vagina de Miriam así como que en general se hiciese algo con los cadáveres.
-También manifiesta que cuando se hizo el primer disparo que falló y se inclinó hacia Antonia digo dirigido el requerido disparo a Antonia, Antonio se inclinó para poderle disparar a la cabeza desde una distancia de unos tres o cuatro palmos.
-Cuando ayudó a Antonio a enterrar los cuerpos no vio la posición de estos ya que estaban cubiertos por la moqueta.
-Que ignora la razón y el modo de porque las pegatinas de la moto onda sustraída por Antonio aparecieron despegadas y enterradas en la fosa.
Terminada la presente leída y hallada conforme la firman todos los presentes detrás de S. Sª., de lo que doy fe.