A primera hora de la mañana del día 28 de enero de 1993, al día siguiente del hallazgo de los cuerpos, se comenzaron a practicar las autopsias de los restos de las tres niñas, en el Instituto Anatómico Forense de Valencia.
Deberían haber sido hechas por los forenses de los juzgados de Alcira, los doctores Ros y Fenollosa. Pero, por alguna razón, se formó un equipo de seis médicos, dirigidos por el Dr. Verdú, forense que se encontraba en excedencia:
- D. Francisco Ros Plaza, Licenciado en Medicina. Médico Forense Interino de los Juzgados de Instrucción núm. 2, 4 y 6 de Alcira (Valencia).
- D. Manuel Fenollosa González, Licenciado en Medicina. Médico Forense Interino de los Juzgados de Instrucción núm. 1, 3 y 5 de Alcira (Valencia).
- D. Alejandro Font de Mora Turón, Doctor en Medicina. Profesor titular de Patología General y Propedeútica Clínica en excedencia. Médico Forense de los Juzgados de Instrucción núm. 7 y 19 de Valencia. Director del Instituto Anatómico Forense de Valencia.
- D. Fernando A. Verdú Pascual, Doctor en Medicina. Profesor Titular de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de Valencia. Médico Forense en excedencia.
- D. Rafael Vicent García, Licenciado en Medicina. Médico Forense de los Juzgados de Instrucción núm. 6 y 8 de Valencia.
- D. José Delfín Villalaín Blanco, Doctor en Medicina. Catedrático de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de Valencia. Especialista en Medicina Legal y Forense.
¿Había prisa por realizar las autopsias? Porque comenzaron a las nueve de la mañana, sin dar tiempo a la llegada de D. Fernando García, padre de Miriam, que no pudo llegar al aeropuerto de Manises (Valencia) desde Londres hasta las 13:20 horas. No había otros vuelos disponibles.
La tarde del día anterior D. Luis Frontela, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Sevilla, había recibido una llamada de teléfono en la que un mando de la Guardia Civil le comunicó el hallazgo de los cuerpos, pidiéndole que participase como forense en las autopsias. Frontela se puso en contacto con Ros, el forense que realizó el levantamiento, que le dijo que no era necesaria su colaboración, porque el análisis forense lo realizaría un equipo de forenses valencianos.
"... Exactamente cuando yo bajo al cuartel de Llombay el día 27 por la noche, entre las nueve y diez, y diez menos cuarto de la noche, a mí se me dice por parte de la guardia civil que el profesor Frontela está al teléfono y quería hablar conmigo. Entonces yo pido permiso a su señoría, le explico que el profesor Frontela está al teléfono y su señoría me dice que lo atienda yo porque puede ser un tema forense, pero que en fin que un tema que atienda un poco lo que pueda pedir el profesor Frontela en ese momento. Bien el profesor Frontela cuando se pone en contacto conmigo, yo me presento, le saludo, y este señor me dice que el llegará por la mañana para iniciar las autopsias. Entonces claro yo me quedo muy sorprendido porque esto no es el esquema normal de procedimiento que se suele utilizar. Entonces yo le digo que le agradezco mucho su llamada, pero que en caso de que yo considere que lo necesito para el trabajo de autopsias que tengo que realizar, pues inmediatamente se lo comunicaré, que le estoy muy agradecido por su llamada y su atención pero que no se preocupe que en caso que yo lo necesite lo llamaré y ahí acabo mi conversación con él."
"... Exactamente cuando yo bajo al cuartel de Llombay el día 27 por la noche, entre las nueve y diez, y diez menos cuarto de la noche, a mí se me dice por parte de la guardia civil que el profesor Frontela está al teléfono y quería hablar conmigo. Entonces yo pido permiso a su señoría, le explico que el profesor Frontela está al teléfono y su señoría me dice que lo atienda yo porque puede ser un tema forense, pero que en fin que un tema que atienda un poco lo que pueda pedir el profesor Frontela en ese momento. Bien el profesor Frontela cuando se pone en contacto conmigo, yo me presento, le saludo, y este señor me dice que el llegará por la mañana para iniciar las autopsias. Entonces claro yo me quedo muy sorprendido porque esto no es el esquema normal de procedimiento que se suele utilizar. Entonces yo le digo que le agradezco mucho su llamada, pero que en caso de que yo considere que lo necesito para el trabajo de autopsias que tengo que realizar, pues inmediatamente se lo comunicaré, que le estoy muy agradecido por su llamada y su atención pero que no se preocupe que en caso que yo lo necesite lo llamaré y ahí acabo mi conversación con él."
El teniente de alcalde de Alcàsser, José Manuel Alcayna, también estaba interesado en la participación de Frontela. Así que le pidió que, a pesar de todo, cogiera el primer avión de Sevilla y se viniera a Valencia.
Según Font de Mora, no se enteraron de la llegada de Frontela hasta mediada la segunda autopsia.
Y Villalaín declaró en el juicio:
"... Sin recordar exactamente el momento de la mañana, a lo largo de la mañana comunican que el profesor Frontela está a las puertas del Instituto, es más estaba entrando en el Instituto, y el juez pregunta que quién es este señor. Se le dice que es el profesor Frontela. Pregunta, concretamente me ofrezco yo para entrar en contacto con él como compañeros que somos. El Juez me pregunta que es lo que desea, le manifiesto que quiere personarse en la autopsia y el juez dice que tiene que realizar los trámites correspondientes. Entonces acompaño al Profesor Frontela, lo llevo a mi despacho para que tenga donde acogerse, pueda disponer de un teléfono para hacer las gestiones pertinentes, me vuelvo a incorporar a la autopsia y una vez concluida la sesión de mañana vuelvo a por el profesor Frontela y su equipo que estaba en la cátedra y en mi despacho, comemos unos aperitivos y unas picadas en el bar de enfrente y vuelvo a incorporarme a la autopsia. Esto es todo el trámite y lo que yo sé sobre la presunta intervención del profesor Frontela."
"... Sin recordar exactamente el momento de la mañana, a lo largo de la mañana comunican que el profesor Frontela está a las puertas del Instituto, es más estaba entrando en el Instituto, y el juez pregunta que quién es este señor. Se le dice que es el profesor Frontela. Pregunta, concretamente me ofrezco yo para entrar en contacto con él como compañeros que somos. El Juez me pregunta que es lo que desea, le manifiesto que quiere personarse en la autopsia y el juez dice que tiene que realizar los trámites correspondientes. Entonces acompaño al Profesor Frontela, lo llevo a mi despacho para que tenga donde acogerse, pueda disponer de un teléfono para hacer las gestiones pertinentes, me vuelvo a incorporar a la autopsia y una vez concluida la sesión de mañana vuelvo a por el profesor Frontela y su equipo que estaba en la cátedra y en mi despacho, comemos unos aperitivos y unas picadas en el bar de enfrente y vuelvo a incorporarme a la autopsia. Esto es todo el trámite y lo que yo sé sobre la presunta intervención del profesor Frontela."
Cañas y tapas en el bar de enfrente, pero de colaboración, nada.
Las autopsias se practicaron a las nueve, doce y quince horas del día 28 de enero de 1993, en el mismo orden en el que habían sido encontrados los cuerpos en la fosa de La Romana.
A pesar de que es práctica habitual radiografiar el cadáver en caso de muerte por arma de fuego, no se hizo con ninguno de los tres cuerpos.
Los forenses procedieron a detallar las prendas de vestir y los objetos personales de los cadáveres.
Pero a continuación se procedió a lavarlos con agua a presión. Esto eliminó una gran cantidad de evidencias. El análisis de la tierra que envolvía los cadáveres habría permitido averiguar su composición y la flora y fauna que encerraba. Esporas, hongos, semillas, artrópodos y otras pruebas de interés criminalístico se fueron por el desagüe, junto con la fauna cadavérica de la que apenas quedó nada.
Aunque todos los forenses eran conscientes de la importancia de la fauna cadavérica, el que mejor debía saberlo era Villalaín, que en el año 1976 había realizado un estudio de los coleópteros necrófagos en ocho provincias españolas, utilizando ratones de laboratorio, comparando los resultados con los de Mégnin (1894). Así que no vale el argumento de que los forenses no estaban preparados, no tenían experiencia o no estaban al día de las últimas técnicas de la medicina legal.
El Dr. Verdú firma el capítulo 22 (Autopsia) del libro "Medicina legal y toxicología", de Gisbert Calabuig, y en la página 278, en el apartado "Signos relativos a la data de la muerte", escribe:
"Aún habiendo hecho un cálculo en el momento del levantamiento de cadáver, debe ahora completarse y ratificarse, investigando el estado de evolución de los fenómenos cadavéricos: enfriamiento, deshidratación, rigidez, livideces y la propia putrefacción cadavérica. Se anota también si hay insectos o sus larvas: en este caso, es conveniente tomar varias muestras para su determinación entomológica..."
Sin embargo, en el juicio afirmó que la fauna cadavérica tenía un extraordinario interés en los casos en que los cadáveres están al aire libre, pero que la que había aparecido en los cadáveres no era la que se debía utilizar, porque no era fauna cadavérica desde el punto de vista médico legal, así que no se le dio relevancia. ¿?
La pregunta inmediata es: si Verdú no tomó muestras ni de las larvas, ni de las pupas, ni de nada ¿cómo supo si la fauna cadavérica era o no relevante? Y ¿por qué se negó a considerar la posibilidad de que los cuerpos hubieran estado alguna vez al aire libre?
Frontela, cuando aún estaba en "fight mode" comentó en el juicio:
"... Bien, el segundo aspecto es el siguiente, se ha dicho que la existencia de larvas es poco útil e improcedente. Bueno yo me maravillo por una razón, vamos a ver. Nosotros como médico legistas encontramos unas larvas, no somos quien para decir si son poco útiles o improcedentes, será quien analice, quien estudie esas larvas el que tomará y el que deducirá las conclusiones pertinentes. Hombre lo que nosotros tenemos que interpretar por qué la fauna es escasa, por qué las larvas tienen determinado tamaño, e identificar las larvas. Vamos a ver, sin estudiar con la lupa una larva ¿cómo vamos a saber si es de un insecto? de un..., de dónde, ¿de qué especie animal? ¿Cómo vamos a poder interpretar cuándo han sido depositados los huevos?...
... Estudiemos las larvas, interpretemos las larvas, y luego solamente el laboratorio y el técnico especialista en la interpretación de esas larvas es el que dirá si son poco útiles o muy útiles. Y en este caso consideramos que eran muy útiles porque se nos desmonta una hipótesis del doble enterramiento en base a unas disquisiciones que no tienen ningún fundamento, en base a que es poco útil. ¿Cómo que es poco útil?, ¿se han estudiado?, todavía ha quedado por estudiar. Una vez estudiadas veremos..."
El protocolo de recogida de muestras ya había comenzado mal, puesto que el doctor Ros omitió la recogida de fauna cadavérica en la fosa de La Romana. No buscó fauna adulta, larvas o pupas; ni sobre los cadáveres, ni debajo de ellos, ni en los alrededores. Tampoco hay foto alguna del interior de la fosa, ni de la disposición de los cuerpos en su interior. Algo inexplicable... o demasiado explicable.
La conclusión provisional de los forenses se encuentra en los folios 30-31 del sumario del caso:
- Las ropas y los objetos personales, así como las características antropométricas básicas se corresponden con las de las tres niñas.
- La causa de la muerte fue la destrucción de centros vitales encefálicos producida por una herida por arma de fuego que afectó a la cavidad craneal.
- En los cadáveres se encuentran otras lesiones traumáticas de menor entidad.
- Los exámenes de las regiones perineales y cavidades vaginales y rectales sugieren que fueron sometidas a agresión sexual.
- El estado de los cadáveres se corresponde con una data de la muerte situada muy próxima en el tiempo a la desaparición de las fallecidas, registrada el 13 de noviembre de 1992, hace 74 días.
Frontela y Font de Mora. A su derecha, fuera de cámara, Verdú.
Unas conclusiones 100% acordes con lo que después sería conocida como "versión oficial".
De las cinco afirmaciones de los forenses, ninguna se correspondía con la realidad.
- Habría que explicar la gran deformación en la cabeza del cadáver número 3 y por qué no se procedió a identificar los cuerpos mediante las huellas digitales.
- Una de las niñas no murió, con toda seguridad, por el disparo en el cráneo.
- Si una de las niñas no murió de un disparo, tuvo que haber alguna otra lesión que le produjera la muerte, luego no pudo ser de menor entidad.
- No hubo una agresión sexual, sino múltiples agresiones y aparecieron dilataciones anales y vaginales absolutamente espeluznantes, que no pudieron producirse de ninguna manera con el famoso palo que la versión oficial puso en manos de Anglés para explicarlas.
- El estado de los cadáveres NO se correspondía con una muerte sucedida hace 74 días, ni de lejos.
Para identificar los cuerpos se utilizó -inexplicablemente- la técnica de superposición fotográfica de los cráneos. Y digo "inexplicablemente" porque se disponía de las huellas digitales. Una prueba mucho más sencilla y fiable, por no hablar del ADN.
Según Fernando Navarro Merino, autor de una tesis doctoral sobre la superposición cráneofacial:
"... En la actualidad, la técnica de identificación facial por superposición de imágenes no está considerada como prueba pericial en todos los países: el problema principal que se plantea es que las imágenes pueden ser manipuladas, o comparadas subjetivamente. Por esto, siempre se ha preferido establecer la identidad mediante la Odontología o la Genética forense... la fiabilidad de la superposición depende de numerosos criterios, como el número de fotografías a comparar, la calidad de las mismas, la replicación de la posición del cráneo con la cara de la fotografía, el escalado, etc. Todas las dificultades planteadas disminuyen considerablemente con la incorporación de los recursos que nos ofrecen las nuevas tecnologías... los resultados que se obtienen deben ser utilizados para apoyar, orientar o complementar a los adquiridos mediante la utilización de otras técnicas..."
Hablando de nuevas tecnologías, la tesis de Navarro es del año 2011. En el período 1993-1997 no se disponía de los medios informáticos actuales, que funcionan en 3D. En resumen: la prueba no es fiable, es manipulable y en el mejor de los casos debe ser complementada con otras pruebas... ¡Y esto en el año 2011! ¿Cuál sería su fiabilidad en la época del triple crimen? Por lo tanto, si la prueba no es fiable, las afirmaciones de los forenses en este punto tampoco lo son.
En cuanto a la causa de la muerte, por lo expuesto en los posts anteriores, ya sabemos que no debe cometerse el error de considerar que las lesiones aparentemente causantes de la muerte y el fallecimiento se producen de manera simultánea. Y, en efecto, los forenses se equivocaron, al menos en el caso del primer cadáver: el fallecimiento ya se había producido antes de recibir el disparo en el cráneo, como veremos en el análisis detallado de la primera autopsia.
Por lo que se refiere a la data de la muerte, simplemente era imposible que hubieran transcurrido 74 días desde los asesinatos. El estado de los cuerpos era completamente incompatible con esta afirmación de los forenses.
Ilustración del estudio de Manuel Castillo Miralbes. |
Manuel Castillo Miralbes publicó en Zaragoza, en 2002, un interesantísimo "Estudio de la entomofauna asociada a cadáveres en el Alto Aragón". Utilizó los cadáveres recién sacrificados de 16 cerdos, de peso comprendido entre 4.600 y 13.100 gramos, introducidos en jaulas forradas con tela metálica, para que tan sólo los artrópodos pudieran tener acceso a los cuerpos.
Bajo la cabeza de cada cerdo puede verse un cartel que indica el día al que se refiere cada fotografía, desde el 1 hasta el 30, y el estado en que se encuentran. Comparando estas fotos con las de las autopsias, es imposible creer que los fallecimientos de las niñas hubieran ocurrido hace 74 días, 30 días o incluso 6 días.
Esto es particularmente evidente en las fotografías de los genitales de las niñas, que fueron extirpados por los forenses. Recordemos que los orificios naturales del cuerpo son los primeros en ser colonizados por la fauna cadavérica. Después de 74 días deberían haber desaparecido por completo. Pero, por el contrario, estaban perfectamente conservados.
Tan sólo esto habría bastado para derribar la historia de Ricart y la versión oficial. Pero hay más.
Esto es un fragmento de una foto a pie de fosa de uno de los cadáveres. ¿Las piernas están en rigor mortis? Porque si es así, como ya sabemos por posts anteriores, el rigor mortis se completa a las 12 horas, alcanza su máxima intensidad a las 24 horas y comienza a decrecer a las 36 horas, hasta desaparecer por completo. ¿Y el fallecimiento había ocurrido oficialmente el 13 de noviembre de 1992, 74 días antes del levantamiento de los cadáveres en la fosa de La Romana?
El levantamiento de los cadáveres y las primeras autopsias, dos etapas absolutamente decisivas en cualquier caso criminal, resultaban haber sido una chapuza para unos y una conspiración para otros.
Cada uno puede quedarse con la opinión que prefiera. Incluso con la de que ambos procesos eran dignos de un máster en criminología y medicina forense y de figurar en los anales de la historia como ejemplos de eficiencia investigadora. El papel lo aguanta todo.
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Fuentes:
- Manuel Castillo Miralbes. - Estudio de la entomofauna asociada a cadáveres en el Alto Aragón. Zaragoza, 2002.
- Navarro Merino, Fernando J. - Superposición craneofacial para identificacion humana. Granada. 2011.
- Gunn, Alan & Bird, Jerry - The ability of the blowflies to colonise buried remains.
- Balme, Denning, Cammack & Watson - Blow flies survive burial.
- Blanco Durán, Juan Ignacio - ¿Qué pasó en Alcácer? Son-Expresión S.L., 1998.
- http://entomologia.rediris.es/aracnet/7/06forense/