viernes, 29 de julio de 2016

Alcàsser. La historia de Vanesa y el maldito viernes 13.




El ocho de febrero de 1993, Juan Madrid escribía en Cambio 16 un artículo titulado "Aquel maldito viernes 13", en el que relataba los últimos dos días de las niñas en un relato que ponía en boca de Vanesa, una de sus mejores amigas.

Vanesa aparecería citada en el libro de Fernando Martínez Laínez, publicado seis meses después, en noviembre de 1993, en el capítulo "Ester". "… Esa tarde, las tres, acompañadas de Vanesa, que también era muy amiga, se fueron a eso de las cinco y media a los recreativos ZASS a jugar a las maquinitas, pero en realidad debieron ir porque Miriam quería ver al Lean, que estaba jugando al billar. Bromearían un poco entre ellas y luego decidieron venir a mi casa…"

Este es el artículo de Juan Madrid en Cambio 16:





Muerte, muerte… sólo se habla de muerte, sabe usted. De cómo mataron a mis amigas, de cómo las enterraron y las violaron. Del sufrimiento tan grande que debieron pasar las tres, pobrecitas mías. ¿Usted se figura? Ellas venga a gritar y a gritar al sitio donde las llevaron el Ricardo y ése otro, su amigo, ése que llaman el Anglés, que son dos hermanos, el Enrique y el Antonio, dos que tienen antecedentes por cosas de drogas, me parece.

Bueno, mire usted, a mi me pasa como a todo el mundo, me pongo a pensar y pensar y no paro, qué quiere usted que le haga, yo soy así, fantasiosa. A mi en esto de la fantasía, de figurarme cosas, pues soy de lo que no hay, como me dice mi padre que siempre anda diciendo: "Anda, Vanesa, hija, deja ya de fantasear, déjate de tanto cuento". O sea, que me figuro cosas, pienso, ya lo ve usted. Pienso en mis tres amigas dando gritos, llorando, con los ojos desmesurados por el terror, a lo mejor pensando que eso no les podía pasar a ellas.

¿Se las figura usted? Yo sí que me las figuro. Las veo como si estuvieran delante, como si fuera usted. ¿Le cuento? Pues mire usted, se lo voy a contar desde el principio, desde que empecé con el diario, sabe usted, el diario que hago yo todos los días, una costumbre que tengo de pequeña, ya ve cómo soy. Yo, de pequeña, pero que muy de pequeña, ya quería ser periodista. Escribir en una revista o en un periódico las coas que van pasando y luego contárselas a los que no han estado allí, ¿me comprende?

Bueno, claro que me comprende. Qué tonta soy. Me pongo a hablar y no paro. Yo es que creo que lo más bonito de esto del periodismo es precisamente lo de contar lo que se ha visto a los demás, como le dije antes. Contárselo a los que no han podido ir donde ocurren las cosas. Como todo el mundo no puede ir, los periódicos lo tienen que contar. ¡Qué bonito es eso! Además, se viaja y se conoce gente, lo mismo que yo ahora le estoy conociendo a usted, ¿no?

Perdone, pero le estoy diciendo cosas que usted ya sabe, pero es usted el primer periodista que conozco de verdad. Yo me sé toda la historia desde el principio hasta el final, pero todita ¡eh!, que para eso la he ido apuntando en el diario, para no olvidarme, que las cosas, si se escriben, no se olvidan. Yo se las voy a ir diciendo a mi manera y usted pues luego las cuenta a la suya, ¿no? Usted luego las pone en su periódico de la manera que usted quiera.

Bueno, no sé por dónde empezar. Lo más difícil debe ser cómo empezar una historia, ¿verdad? Porque, digo yo, ¿dónde empieza una historia? Eso sí es difícil. Yo, si a usted no le parece mal, la voy a empezar desde el jueves 12 de noviembre, ¿le parece bien?

DECIR LA VERDAD. Vale, pues mire, ese jueves las cinco amigas que somos inseparables nos reunimos a que Miriam nos contara lo que le había pasado con el Lean, ¿no? Y también lo de ese chico de su instituto que se conocieron en la acampada que hicieron hace poco. No sé si usted sabe que todas nosotras, las cinco amigas, tenemos un juramento, que es contarnos todo lo que nos pasa. Nos hemos jurado decirnos la verdad, pero la verdad de la verdad. Y también nos hemos jurado que lo que nos contamos no se lo vamos a decir a nadie.

Las cinco somos: Esther (con hache intercalada que a ella le gusta así), Toñi, Desirée, Miriam y yo. 1 Las cinco nos reunimos en mi casa para oír la radio de aquí, de Alcácer, que es muy buena, para escuchar discos dedicados. Y, la sorpresa, uno que iba a pedir Toñi. El disco es de Peter Sealing, que a todas nos vuelve locas de lo guapísimo que es, y el tema Major Tom. Toñi habló con el locutor y le pidió el disco y cuando lo puso y lo oímos, Miriam decía: "Jamía que tontas sois" y se reía y nos reíamos todas.


1 FML (Capítulo "Marisa"): "... La pandilla, en realidad, éramos Ester, Desi y yo, nosotras teníamos la relación más estrecha; y luego estaban Toñi, Miriam e Isabel..." Por otra parte, Toñi dedica el Major Tom a Isabel, Miriam, Desi, Ana, Amaya, Marisa, Melina, Belén, Ester, Carmen y Cristina. Pero a Vanesa, que estaba allí con ella, no.


Usted dirá que por qué le cuento esto, pero es que tiene mucha importancia con los asesinatos. Verá usted, Miriam es la más mona de todas, sí, la más guapa. Para mí es guapísima y tiene un estilo que para qué. Ella hace ballet en el instituto y quiere ser bailarina. Con eso de la gimnasia del ballet se le ha puesto una figura de lo más mono, una figura que ya, ya… 2 Bueno, pues es la única de todas nosotras que tiene novio, o sea, un chico que le gusta y que él, pues le gusta a ella. El chico se llama Lean, bueno le llamamos nosotras, en realidad se llama Leandro, tiene 18 años. Es la mar de guapo, alto, muy fuerte él, que hace pesas y kárate y tiene unos pies grandísimos que me parece que gasta el 45, el tío. 3


2 FML (Capítulo "Ester"): "... Miriam era la más guapa. Hacía ballet en el Instituto y quería ser bailarina. La gimnasia le gustaba y le había dado un buen tipo..."
3 FML (Capítulo "Ester"): "... Alto, muy fuerte, hacía pesas y kárate, y con decirte que calza un 45 te harás idea de lo chicarrón que es..."


Le sigo contando. Miriam decía: "Venga, hijas, no os riáis, no vale, que me da no sé qué". Y eso lo decía, verá, porque a Miriam le gustaba otro chico, como ya le he dicho, otro chico que no era su verdadero novio, el Lean. Y como ella es legal cantidad pues se lo dijo al Lean. Le dijo: "Mira, Lean, lo siento mucho, de verdad, pero he conocido a otro chico en la acampada del instituto y me gusta. Lo siento. No sufras por mí". 4


4 FML (Capítulo "Ester"): "... Lo siento mucho, pero he conocido a otro chico en la acampada del Instituto y me gusta. Lo siento..."


Y el Lean que le contesta: "Yo no puedo estar con una chica que me engaña, así que rompemos. Trataré de olvidarte".

A nosotros nos dio pena el Lean por lo que iba a sufrir, pero la vida es la vida y ella, pues fue sincera, ¿verdad? Y siendo sincera se puede hacer daño sin querer. Bueno, a lo que iba, todo esto es muy importante para el asesinato, pues si no hubiera sido por eso pues no hubieran ido a la disco Coolor que está a la salida de Picassent y no hubiera pasado nada. Eso fue el jueves 12 de noviembre, ¿no? y al otro día, Miriam se arrepintió. Le dio como algo raro en el corazón y se tiró toda la noche venga a llorar, pensando en Lean, en el daño que le había hecho. 5


5 FML (Capítulo "Ester") "... Estuvo llorando toda la noche pensando en el Lean, en el daño que ella creía que le había hecho, y como era tan sensible fue a verlo otra vez, a hacer las paces, y a decirle que estaba arrepentida de lo que le había dicho..."


O sea, que le dio pena a la pobre. Ya ve usted cómo somos las chicas. Nos dan pena los hombres que sufren. En cambio, los hombres, pues no tienen pena, Los hombres si te he visto no me acuerdo. Ellos lo que quieren es… bueno, ya sabe lo que quieren los hombres. Cuando lo consiguen adiós muy buenas. Si te he visto, no me acuerdo. Ese es su lema.

Voy a seguir. Se conoce que el disco que pidió Toñi le hizo recordar tiempos felices, tiempos bonitos cuando ella y el Lean eran amigos especiales o novios o lo que se llame eso. Y al otro día, o sea, el maldito viernes 13, Miriam andaba ya arrepentida de lo que le había dicho a su novio y fue a verlo.

Le dijo: "Estoy arrepentida, Lean. Me gustas tu. El otro no".

Y Lean le contestó que vale, que muy bien, pero que tenían que hablar. Se hizo un poco el duro, como todos los hombres, qué se le va a hacer, ¿verdad? Es lo que yo digo, los hombres son así y no hay manera de cambiarlos, pobrecillos. Eso fue lo que le dijo, pero voy a seguir.

"Voy a estar en la disco -le dijo el Lean-, a la salida hablamos".

¿Se da cuenta? Ahí empezó todo. ¿Lo ve? Quedaron en verse a la salida de la disco. Si no hubieran quedado, pues Miriam no hubiese ido y no hubiese ocurrido nada. No sé si se ha dado cuenta de lo que le acabo de contar. Miriam fue a Coolor, la disco ésa, a hacer las paces con el Lean. Yo creo que esto es bien importante, ¿verdad? ¿A que sí?

Usted se preguntará que muy bien pero que junto a Miriam fueron Toñi y Desirée. Pero claro, usted es un señor mayor, perdone y seguro que no sabe que nosotras vamos siempre juntas. Claro, figúrese, una reconciliación y hacerla ellos dos solos. Imposible.

Yo quiero que se dé cuenta de que, aquel viernes 13, si Miriam, Toñi y Desirée fueron a la disco fue para que Miriam hiciera las paces con su novio. Y fíjese cómo son las cosas de la vida que el Lean no fue a la disco. Se hizo el duro y al final decidió no ir. ¿Se va haciendo una idea? 6


6 FML (Capítulo "Ester") "... quedaron en verse, aunque no en la discoteca, porque Lean, a última hora, decidió no subir a COOLOR. Miriam no fue esa tarde a la discoteca por el Lean, y no tenía mucho interés en ir. La que más interés tenía era Toñi, que quería ver a un chico del pueblo que le gustaba y que se llama José Antonio..."


Le voy a seguir contando cómo fue aquel viernes 13. Nosotras, o sea, Toñi, Desirée, Miriam y yo nos fuimos a eso de las 5,30 a los recreativos Zass a hacer como que jugábamos a las maquinitas y a comer cortezas y saladitos, pero en realidad era para ver al Lean, que se hace su partidita de billar. Estábamos allí las cuatro, riéndonos, venga a reír y haciendo como que no mirábamos al Lean. Allí estuvimos como una hora y decidimos irnos a ver a la pobre Esther que estaba con gripe y no la dejaban salir de casa.

Tengo que decir que Miriam se había puesto guapísima para ir a ver al Lean. Verá: camisa vaquera chupi, (¿?) pantalón estupendo, lavado y puesto al sol para que quede como tiene que quedar, sus zapatillas Adidas y su cazadora vaquera. Y para qué hablar del peinado que llevaba. Una delicia. La melena así, al lado, un poco ondulada que le tapaba un poco el ojo, y un poco de rimel, muy poco, para que nadie se diera cuenta. Bueno, si ella iba guapa, nosotras también.





ARREPENTIDA. Toñi se había lavado la cabeza, lo mismo Desirée y yo, que me había puesto la falda de mi hermana que se había comprado en Barcelona. Nos lo pasamos chupi piruli en los recreativos Zass, como ya le he dicho, venga a reírnos. Después, Miriam y las demás nos acercamos al Lean y Miriam le dijo eso de que estaba arrepentida y que en realidad le gustaba él y no el otro chico.

Como eso ya se lo he contado, paso a otra cosa.

Salimos de Zass la mar de contentos, sin dejar de reírnos, diciéndole a Lean la suerte que tenía porque había recuperado a su novio. Las cuatro, derechitas, nos fuimos a casa de la pobre Esther (ponga la hache intercalada) a decirle lo que había pasado. Para que se enterara, vamos.

Merendamos la mar de bien en casa de Esther, se lo contamos todo, jugamos un poquito a las cartas y a los videojuegos y Miriam que estaba nerviosa por ir a la disco. Tan nerviosa estaba que hasta llamó a su padre para que nos llevara en coche. Su padre le dijo que no, que estaba cansado. Miriam no hacía más que mirar el reloj: "Hija, vámonos ya, porfa". Y tan pesada se puso que a eso de las 7,30 7 pues se despidió de Esther y de mí y se fue. Se fueron Toñi y Desirée para acompañarla y yo me quedé con Esther, que su madre no la dejaba salir.


7 Fuente: entrevista a Esther en “La Vanguardia”, el 29 de enero de 1993. El horario difiere del que indicó en el Sumario (20:20 h.) y en el juicio (20:00 h.) Si la supuesta llamada a casa de Fernando García se hizo a las 8 de la tarde ¿cómo iban a haber salido de casa de Esther a las 7:30? El famoso vídeo que marcaba las 8:20 de la tarde era la referencia. Aunque luego desapareció en el juicio, porque la hora mágica era las 8 de la tarde.


¿Se las figura usted? Iban carretera adelante, la mar de contentas, riéndose como locas y haciendo dedo. Serían las 8 cuando Francisco y su novia, que es valenciana, sabe, cogieron a las tres y las dejaron en el cruce con Silla, al lado del puente, en la primera gasolinera. A Francisco no le hubiese importado llevarlas hasta la disco, ¿comprende? Francisco es buena persona. Lo que pasó es que le iba fallando el coche y lo quería llevar al garaje antes de que cerraran.

Serían las 8 o las 8,05. 8


8 Tenían mucha prisa, pero ¿tardaron media hora en llegar hasta el famoso último semáforo desde la casa de Esther?


Y ellas anda que te anda carretera adelante. Sin dejar de reírse. Y los coches pasando. Pasando. Y nadie que las coge. Y ella venga a hacer auto-stop. Miriam loquita por encontrarse con el Lean.

¡Ah! antes tengo que decirle que en realidad no iban a la disco. Iban a verse con el Lean a la salida. La disco cuesta 400 pesetas, un dineral. Entre las tres no juntaban las 1.200 que costaba. Si no hubiese estado el Lean en la puerta, a lo mejor hubiese entrado sola Miriam. Sólo ella, Para hablar con su novio, ¿entiende?

A las 8,15 el José Antonio las ve.

Sí, lo que oye. El José Antonio paso por allí.

Volvía con su Vespino por la carretera y las saludó levantando la mano. Fue el último que las vio con vida. Si, el último. Ellas ya habían rebasado Picassent y marchaban por lo peor de la carretera, que es oscura y tétrica. Figúrese.

Quince minutos después los asesinos las cogieron en autostop.

Si es verdad lo que dicen las autoridades, el Miguel Ricart, un chico que conoce de vista a Miriam y que es muy mayor, como de 23 años, las paró en su coche, un Opel blanco la mar de bonito. A su lado iba uno de los hermanos Anglés. No sé si Antonio o Enrique. Como las autoridades todavía no se han puesto de acuerdo en ese punto, pues yo no le digo ni que era él ni que no era. Desde luego, el Miguel Ricart era el que conducía, porque para eso el coche era suyo.

Dentro del coche empezarían las bromas. Que si qué contentas vais, que si os queréis venir con nosotros, que si en la disco no hay nada más que pipiolos, que nosotros somos tíos de verdad, que si venga tías, no seáis bordes… que si esto, que si aquello Total, que mis amigas dijeron que nanay, naranjas de la china. Que ellas iban a la disco, que por favor las llevaran a la disco.

¡Eh!, ¿por dónde vamos?, diría Miriam, o Toñi o Desirée. Ese no es el camino. ¿Por dónde vamos? ¡Eh, un momento! ¡Un momento!

Y el coche que se mete por otro camino.

Un camino oscuro. El camino que lleva a la casamata o a otro sitio que los hermanos Anglés han utilizado para sus porquerías. Bueno, esto último me lo figuro por lo que dicen sus amigos, los periodistas que están por aquí. A lo mejor me equivoco.

Pero ellas ya van llorando, suplicando que las dejen. Pero claro, no pueden salir. Y el coche va dando tumbos por los caminos del campo. Por la oscuridad.

Lo que llorarían ellas, ¿verdad?

Ya le dije al principio qu yo, de bien pequeña, quería ser periodista. Bueno, ahora también quiero serlo, pero hay que ver lo que han montado ustedes aquí. ¿Es así siempre, eh? Fíjese, las televisiones han instalado focos y venga focos, que esto parece el cine, camiones con el material, coches y venga coches. Y fotógrafos. Fotógrafos por todas partes.

Pero lo que más me fastidia es que los de las teles, por ejemplo, nos digan cómo tenemos que comportarnos, como en esos programas de público, como el Un, dos, tres. Sólo ha faltado que nos digan, "ahora a aplaudir, ahora a ponerse tristes, ahora a enseñar los carteles". Un poco lastimoso, ¿no?, qué quiere que le diga. Yo pensaba que el periodismo era otra cosa. Hasta un plató han organizado en la Asociación Agrícola. Y como beben ustedes los periodistas, madre mía. Mi abuelita, la del bar Carrión, me ha dicho que ha gastado cajas y cajas de cerveza, whisky, vino… no sé, la intemerata, vamos.

Y todo el mundo se ha puesto a decir que hay que matar y torturar a los asesinos, o sea, que quieren ser como ellos. Y yo creo que eso no puede ser. Vamos, me parece a mí. No podemos volver a la selva, que es lo que dice mi padre. Que se haga justicia, eso sí. Pero de matar a los que matan, nada de nada. Nasti de plasti, como dirían los de Madrid. Y hablando de otra cosa. Yo me pregunto cómo ese Miguel Ricart, que vive ahí al lado, en Catarroja y que es camionero, es tan drogota y tan maleante él. Es tan maleante que tiene una hija a la que no ve y vive fuera de su casa. El Miguel Ricart vive con los hermanos Anglés, que son ocho y no tienen padre, que murió. La madre de esos chicos es brasileña y buena persona, pero Enrique y Antonio… ésos son traficantes, dicen, y el Antonio hasta es fugado de la cárcel psiquiátrica de Fontcalent, en Alicante, donde salió de permiso en marzo del año pasado, escapándose.

Yo creo que el Miguel Ricart y alguno de los hermanos Anglés conocían a Miriam, porque ella va al instituto de Catarroja. Un instituto que llaman Florida. Es casi seguro que la conocían y ya se había fijado en lo guapa y en lo mayor que parecía ¿no cree usted?

No quiero ni pensar en lo que le hicieron a las pobrecitas en la casamata esa aquerosa que han encontrado en el campo. Ni pensarlo quiero. Ellas gritan, se arrastran por el suelo, patean… y ellos venga a decirles que eran unas tales y nas cuales, que seguro que se lo hacían con todo el mundo, que eran unas puercas -eso dicen los tíos ¿no?- que por qué no lo iban a hacer con ellos.

Y los golpes. Venga a darles golpes y a violarlas por turno. Ellos a reírse, que era lo suyo, ¿verdad? Una risa muy grande les tenía que haber entrado. Una diversión de noche de viernes. Las chicas estamos para eso, ¿no?

Y las mataron. Un tiro en la nuca a cada una. Así no se chivan estas tías, pensarían. Tres tiros y se acabó. A otra cosa. A no preocuparse más. A la vida de todos los días. A disimular.

Y las vistieron. Y las colocaron una junto a la otra en un pedazo de moqueta azul, que tenían en la casamata para sus asuntos. Y las llevaron al descampado donde sólo van los mieleros. Y los tíos se pusieron a cavar por turno, venga pico y pala.

BROMAS MACABRAS. Me los figuro allí, de noche. Echándose unas cervecitas, comiendo patatas fritas, unos bocatas, sopa de tomate, cigarritos… Medio borrachos los tíos. A lo peor hasta diciendo bromas, muy compañeros ellos. Y mientras tanto, los cuerpos de mis tres amigas abrazados dentro de la moqueta azul. Lo demás ya lo sabe usted, que ha estado aquí y no se lo voy a contar, ¿para qué? Gabriel Aquino, el mielero, encontró la mano de Toñi con el reloj, asomando. La mano putrefacta y descarnada, pero llevando su reloj, ese reloj tan bonito que tenía.

Don Pedro Carboneras, el de la funeraria, le ha contado a mi padre que cada una pesaba como 12 kilos, las pobres. Una encima de la otra en un foso de dos metros de largo por uno de ancho y más de medio de profundo. Tenían sólo huesos y piel, pero los señores forenses y ese otro señor Frontela, de Sevilla, que es tan listo, ya han hecho las autopsias y lo han descubierto todo. Bueno y lo más importante. El Miguel Ricart va y rompe un parte médico y lo tira por ahí. No sé si en la casamata 9 o en el campo, cerca de la tumba. El caso es que la Guardia Civil recoge los trocitos de papel, los reconstruye en sus laboratorios y descubren el nombre. ¡Hay que ver, eh! Parece mentira, como de peli policíaca y perdone si parece que me vuelvo frívola, pero es que es así.


9 ¿Una casamata o una caseta? Una casamata es un búnker que protege un nido de ametralladoras o una pieza de artillería. ¿Sabría Vanesa siquiera qué es una casamata o es un error de Madrid?


Y encima, la Guardia Civil, que tenía enfilado al Miguel Ricart por sus antecedentes drogotas y por su coche Opel Blanco, que había sido visto por testigos como ya le he contado, pues lo detuvieron, ¿no es así? Y bingo.

Mire, ya no quiero hablar más de esto. Me he cansado. La muerte ha entrado en Alcácer. La muerte, la muerte, la muerte, la muerte… Dios mío, la muerte.







¿Existe Vanesa? ¿O es un recurso literario de Madrid para contar su historia? No figura en el sumario, no fue citada en el juicio y Toñi no la incluye en la lista de amigas a las que dedicó el "Major Tom". El que la cite Laínez en su libro no es garantía de nada, porque parece haberse basado en el artículo de Madrid a la hora de escribir su libro, si bien existen notables discrepancias.

Según "Madrid-Vanesa", las niñas van a la discoteca para que Miriam se encuentre con "Lean" a la salida. Pero, según "Laínez-Esther", las niñas van a Coolor porque a Toñi le gustaba José Antonio Cano Llacer. Una significativa diferencia.

Lo de Cano Llacer no se sostiene si es verdad que se cruzó con ellas a la altura de la gasolinera y las saludó. Si iban a Coolor porque Toñi quería verlo, el paseo hasta la discoteca ya no tenía objeto. Cano se había marchado y además se estaba haciendo tarde.

La novedad más destacada del artículo es el hecho de que Esther no fuera "a la discoteca" porque su madre no la dejaba salir. Una hipótesis de la que ya se hablaba "entre bambalinas", pero que ahora, gracias al artículo de Cambio 16, queda recogida en papel. Era poco probable que una adolescente como Esther se quedara en casa por una simple gripe. Una gripe que, por otra parte, no había sido obstáculo para que fuera a Zass a ver si estaban allí sus amigas, ni para que luego se acercara al ambulatorio para que le pusieran una inyección. Mientras tanto, tenemos que aceptar que Toñi había ido con sus amigas a la discoteca, con una caries que le había destruido buena parte de una muela y una infección que ya había invadido el maxilar inferior.

El deducir que no iban a la discoteca y que Toñi no tenía ninguna caries sería algo que sólo podría hacer un conspiranoico, porque entonces resultaría que el maxilar no era el maxilar y nos meteríamos en un lío.

Laínez pone en boca de Esther buena parte de lo que le cuenta Vanesa a Madrid. ¿Sería Esther realmente la fuente de Madrid? Y si así fuera, ¿por qué la hora de salida de casa de Esther cambia de las 7:30 a las 8 menos algo; el motivo para ir a la discoteca, de ver a Lean a la salida a ver a Cano Llacer -que estaría dentro del local y no tenían entradas-; y la causa por la que Esther no fuera a la discoteca de que su madre no la dejó ir, a que tenía gripe?

Si alguna entrevista no lo remedia, siempre nos quedaremos con la duda de cuáles fueron las fuentes que consultaron Madrid y Laínez; dónde acaba la realidad y empieza la fantasía y dónde terminan los aciertos y comienzan los errores.

Un dilema que no es en absoluto nuevo en el caso Alcàsser, de todos modos.





Fuentes:


  1. Aquel maldito viernes 13. Cambio 16. Ocho de febrero de 1993.
  2. Sin piedad. Fernando Martínez Laínez.

martes, 26 de julio de 2016

Alcàsser. Al César lo que es del César.




Del caso Alcàsser se ha dicho de todo. Errores incluidos. Pero quizás la mayor metedura de pata la protagonizó el diario "El Mundo" en su célebre artículo del domingo 25 de agosto de 2002 titulado "El estigma de Alcàsser". Firmado por Javier Gómez, el autor nos presenta a un tal Vicente "... uno de los mejores amigos de Miriam, Desirée y Toñi. Bailó y tomó cubatas con ellas en la discoteca Coolor, de Picassent, aquella madrugada del 13 de noviembre de 1992, cuando los habitantes de Alcàsser dormían..." O Gómez se topó con el mayor mentiroso del pueblo o se inventó a Vicente y lo de los cubatas en Coolor, porque las niñas no llegaron a pisar la discoteca aquella noche. Según la versión oficial, Anglés y Ricart las raptaron antes de llegar, mediante engaños. Por su parte, muchos de los seguidores del caso creen que es más que dudoso que las niñas quisieran ir a la discoteca aquella noche, ya que piensan que desaparecieron en el mismo Alcàsser.

Este tipo de errores hace aconsejable tener precaución antes de considerar infalibles las informaciones de prensa. Diez años antes, el diario "El País" publicaba dos artículos sobre el caso que aparecieron en noviembre y diciembre de 1992. Dos artículos polémicos.

El primero se titula "Mirian, vuelve a casa", literalmente. Mirian, con "n". Apareció el domingo 22 de noviembre de 1992 y lleva la firma de Francesc Bayarri. Al final de la primera columna podemos leer lo siguiente: "... César, que iba en moto, reconoció a las adolescentes cuando caminaban por la carretera que une Alcàsser -de unos 7.500 habitantes- y Picassent, con casi 15.000 vecinos. Fue el último en verlas..." Según el sumario, el último en verlas fue José Antonio Cano Llacer (la señora Badal no cuenta porque se confundió de niñas y de hora). ¿Qué está pasando aquí?





Hay que tener en cuenta que es dudoso que Bayarri cambie el nombre del testigo para proteger su identidad, por ser menor de edad, ya que en el mismo artículo se cita a Esther por su nombre y también era menor de edad.

El segundo artículo se llama "La tragedia de Alcàsser", y fue publicado por el mismo autor el lunes 14 de diciembre de 1992. Al leerlo nos topamos con el siguiente párrafo: "... César, vecino de Alcàsser, que ya volvía de Coolor, vio a las tres jóvenes andando en dirección a la discoteca, en las calles de Picassent, en un punto intermedio entre la gasolinera y la discoteca..." De un punto intermedio, nada. Fue casi en la gasolinera. Pero... ¿otra vez César? A no ser que a José Antonio Cano Llacer le llamaran César en el pueblo -como llamaban Rubén a Antonio Anglés en Catarroja- aquí pasa algo raro. ¿Había algún César en el pueblo que fuera amigo de las niñas? ¿José Antonio Cano Llacer se llamaba César Cano Llacer o ésto qué es? ¿Nos ha salido otro Cano?




Al día siguiente del hallazgo de los cuerpos de las niñas, el diario "El Periódico" publicaba en la página 22 un artículo sin firmar titulado "Nunca salieron de Valencia". En el tercer párrafo de la segunda columna, tenemos el siguiente texto: "A partir de ese momento comienza un silencio angustiante de dos meses y medio. César, un vecino de Alcásser, las vio caminando en dirección a la discoteca. Él venía de allí. Una semana más tarde, una anciana de Picassent recordó como las tres adolescentes subían en un automóvil blanco. Según su declaración, en el interior del turismo viajaban dos o tres personas. Los agentes de la Guardia Civil que investigan el caso dan una gran credibilidad a este testimonio."





Finalmente, la revista "Semana" publicaba la siguiente foto, en febrero de 1993, en la que se ve a Paco Lobatón entrevistando al "último chico que vio con vida a las tres niñas". Está claro que tiene que ser José Antonio Cano Llacer, alias César.





Por último, veamos cuál era el aspecto de José Antonio Cano Llacer en el juicio. La única instantánea que conozco es la que apareció en el diario Levante-EMV, el 29 de mayo de 1997. Cano es el primero por la izquierda. Salvo error, uno de los pocos testigos a los que se les permitió declarar con gafas de sol. Otro que también lo hizo así fue Kelly Anglés, que hasta llevaba una peluca rubia. Pero volvamos a lo que nos ocupa. ¿Es la misma persona que la entrevistada por Paco Lobatón en la fotografía anterior? ¿Tenemos un César y un José Antonio o dos José Antonio?






El penúltimo lío del caso Alcàsser, cuya solución queda a juicio de los lectores. ¿El señor Bayarri tiene mala memoria para los nombres? ¿Los señores Bayarri y Gómez utilizan la misma fuente de información? ¿O es que tenemos un nuevo misterio?




Fuentes:


  1. El estigma de Alcàsser: http://www.elmundo.es/cronica/2002/358/1030346822.html
  2. Mirian, vuelve a casa. El País. Domingo, 22 de noviembre de 1992.
  3. La tragedia de Alcàsser. El País. Lunes, 14 de diciembre de 1992.
  4. Nunca salieron de Valencia. El Periódico. Jueves, 28 de enero de 1993.
  5. La amiga de las niñas de Alcácer rompe a llorar al evocar sus últimas horas. Levante-EMV, 29 de mayo de 1997.

lunes, 25 de julio de 2016

Alcàsser. Miguel Ricart, el hombre que todo lo barre.





Parece que hay una pequeña controversia sobre si Miguel Ricart Tárrega había trabajado como barrendero en Alcàsser o no. Tenemos, al menos, dos fuentes. Y una de ellas ofrece dos versiones distintas. Veamos:



Las Provincias, 25 de noviembre de 2013
Nadie espera a Miguel Ricart

"... Ricart nunca fue un 'hacha' para el trabajo. Quizás tomo el ejemplo del ebanista Miguel, su padre. De su madre tiene pocos recuerdos. Encarnación murió de un ataque epiléptico cuando él tenía cuatro años. El progenitor acabó prejubilado por invalidez y el mismo Ricart da fe de que raro era el día en que no andaba borracho. Muchas veces lo pagó con él a golpes. Y 'El Rubio' siguió su camino. 18 meses es el tiempo máximo que aguantó en un mismo oficio: como legionario en Málaga, cuando tenía 20 años de edad y ya se hinchaba a hachís y alcohol. En ese tiempo dejó embarazada a su novia y nació su hija. Les envió durante un tiempo la mitad de las 60.000 pesetas que ganaba. Hasta que sus vicios pudieron más que el amor.

Antes que legionario fue 'collidor' en la Ribera. Demasiado duro, acabó diciendo. Como barrendero aguantó un verano en Alcàsser. Después trabajó como mecánico en un concesionario. «Era un chollo», como reconoció a los psicólogos, porque «no hacía nada y ganaba bastante dinero». Se jactaba de lo poco que se manchaba de grasa su mono azul. A los seis meses se le terminó el 'chollo', según él porque su jefe le cogió manía. Su siguiente destino laboral, la fábrica de hielo de Mercavalencia. Ni tres meses pasó allí. «Muy duro y mal pagado», reconoció en la cárcel. Poco después se separó de María Dolores. Y en los brazos de Antonio Anglés, su camello, añadió la cocaína y el 'rohipnol' a su dieta estupefaciente y se entregó en cuerpo y alma al mundo delictivo..."



Las Provincias, 11 de diciembre de 2015
Miguel Ricart, dos años en el anonimato

"... La madre de Ricart murió cuando él tenía cuatro años, y las relaciones con su padre se fueron deteriorando por los castigos físicos a los que le sometía. Compartió pupitre con los niños huérfanos del colegio San Juan Bautista de Valencia, donde tuvo un buen comportamiento con sus compañeros y las religiosas, hasta que consiguió una beca para estudiar en la Universidad Laboral de Cheste. Tras ser expulsado de este centro, Ricart fue también alumno del instituto de Catarroja.

A los 16 años abandonó los estudios y se puso a trabajar en tareas agrícolas. En esta época comenzó también a coquetear con las drogas, que moldearon su conducta junto con las malas compañías. Con su mayoría de edad recién estrenada, se marchó de casa para vivir con su pareja y sus dos cuñadas. Las tres hermanas compartían vivienda con un joven de 18 años que apenas aportaba dinero para los gastos domésticos.

Trabajó de barrendero en Catarroja, un concesionario de automóviles y la fábrica de hielo de Mercavalencia. A los 20 años se enroló en la Legión y fue destinado a Málaga. Poco después su novia se quedó embarazada y dio a la luz a la hija de ambos. Durante una entrevista clínica con un forense, el preso dijo que su hija era lo más importante de su vida, negó haber mantenido relaciones homosexuales en su juventud y rechazó las conductas de tipo sádico.

Tras su paso por el Ejército, Ricart volvió con su pareja, pero la relación se rompió debido a discusiones por su holgazanería y a problemas de convivencia. Entonces se fue a vivir a la casa de Antonio Anglés, su habitual proveedor de droga, y entró en un círculo de delincuencia y drogas con participación en atracos, robo de vehículos y un ingreso en el centro penitenciario de Picassent, concretamente el 19 de agosto de 1992. Tres meses después, Anglés y Ricart violaron y asesinaron a las niñas de Alcàsser tras ofrecerse a llevarlas en el coche de este último a la discoteca Coolor, que fue derribada en enero del año pasado..."



¿Cuál es, entonces, el veredicto? ¿Barría Miguel Ricart todo lo que se le ponía por delante? ¿Alcàsser, Catarroja o ninguno de los dos sitios?

Sabemos que el sumario no es una fuente muy digna de crédito, pero en los folios 1786-1797 se recoge el contenido del Informe Médico-Forense realizado por Francisco Ros Plaza y Manuel Fenollosa González, que, entre otras cosas, indican lo siguiente:


"... A los 15 años escapó durante una noche del domicilio paterno. Acudió al patio de la casa de un amigo, quien le dio un bocadillo para cenar. Esa noche durmió en el patio y recuerda que pasó mucho frío: al día siguiente regresó a su casa. El informado explica este comportamiento por las continuas broncas que recibía de su padre.

A los 16 años abandona los estudios y se pone a trabajar en tareas agrícolas, sobre todo de recolección de frutas y hortalizas. Durante un verano trabaja de barrendero en Catarroja. El dinero que gana lo entrega en casa y su padre le asigna una pequeña cantidad para sus gastos. En el periodo que transcurre durante los 16 y los 17 años comparte las tareas domésticas con su padre, quien se encuentra sin trabajo. El padre se ocupa de las labores del hogar de Lunes a Viernes y él las realiza los fines de semana..."


Si nos fiamos del sumario, la cosa parece clara. Fue en Catarroja y no en Alcàsser. Algo lógico, además, porque Ricart vivía en Catarroja. De modo que el diario "Las Provincias" se equivocó en 2013 y rectificó en 2015. Punto final, que diría Pérez Abellán.




Fuentes:


  1. Las Provincias, 25/11/2013. Nadie espera a Miguel Ricart: http://www.lasprovincias.es/v/20131125/comunitat/nadie-espera-miguel-ricart-20131125.html
  2. Las Provincias, 11/12/2015. Miguel Ricart, dos años en el anonimato: http://www.lasprovincias.es/sucesos/201512/10/miguel-ricart-anos-anonimato-20151210121807.html
  3. Sumario 1-93. Folios 1786-1797.

domingo, 24 de julio de 2016

Alcàsser. La extraña declaración de Pedro Huertas Alcaraz.




El nombre de Pedro Huertas Alcaraz, Sargento 1º de la Guardia Civil y Comandante de Puesto de Picassent, figura explícitamente en el Sumario 1/93 del caso Alcásser en cuatro ocasiones: en el folio 606 (denuncia de la desaparición de Miriam, realizada por su padre Fernando García Mediano), en el folio 660 (manifestación de Dolores Badal Soria), en el folio 661 (acta en la que Leonardo Maestre Valle hace entrega de una bolsa que contenía revistas y bragas, encontrada en las inmediaciones de los chalet denominados Llaurant Lallum, y en los folios 1376-1381 (atestado instruido por haber efectuado un registro en un domicilio y un chalet del mismo propietario: Ramón Heredia Torres, alias "Cañero".)

Pero cuando Huertas declaró en el juicio, el uno de julio de 1997, afirmó haber tomado declaración a Francisco José Hervás Martínez y a su novia María Luz López García (la célebre pareja de la gasolinera), pero que la firma que figuraba en el folio 644 (declaración de Hervás) no era la suya y que la declaración contenida en el folio 645 (declaración de López) no la había tomado. Además, afirmó que tampoco había tomado la declaración contenida en el folio 699 (que es el mismo que el 657 y que contiene la declaración de Ester Díez Martínez).

Nadie le pidió aclaraciones. La firma de la declaración de Hervás no era la suya. ¿Se le olvidó firmarla y alguien puso un garabato -lo que es irregular, pero menos grave si no se altera el texto de la declaración- o es que la declaración original de Hervás había sido modificada? Al decir que la declaración de López, que esa declaración de López no era la suya, ¿quería decir que la declaración de López había sido modificada?

Al comenzar a declarar, no indica que entre sus intervenciones en el proceso figure la declaración de Ester Díez Martínez. ¿Por qué se le muestra entonces el folio que contenía su declaración? ¿Para enterarse de quién la había tomado? ¿La tomó alguien? ¿El folio apareció por arte de magia en el sumario?

Hay que aclarar que en el texto sumarial que circula por internet referido a las declaraciones de Hervás, López y Díez, en ninguno de los tres casos consta al pie del correspondiente folio quién firma la declaración.

Otra incongruencia más del caso Alcásser que, al no quedar debidamente aclarada, arroja nuevas sombras sobre la validez de los testimonios citados e incluso sospechas sobre su posible modificación o fabricación, algo que se podía haber aclarado perfectamente interrogando al respecto al Sargento 1º Huertas. El mismo que hizo constar en los atestados de las desapariciones de las niñas que a las siete de la tarde las tres habían salido juntas de tres sitios distintos a la vez: de casa de Miriam, de casa de Toñi y de casa de Desirée "con el fin de venir a la discoteca Coolor", que dicho sargento tenía a tiro de piedra del cuartel.




Vista oral del Sumario 1/93
30ª Sesión, 01/07/1997
Pedro Huertas Alcaraz

Juramentado y advertido legalmente declara:

AL LETRADO DE LA ACUSACIÓN PARTICULAR

Que mi intervención en este proceso que he tenido fue la recepción de la denuncia de los padres de las tres chicas, y luego pues manifestación que se le tomó a la pareja de novios de Alcácer que subieron haciendo autostop en Alcácer y las dejaron en la gasolinera de Picassent, y a la señora en la población de Picassent que vio se las llevaban para arriba.
Que le tomé declaración a una señora de Picassent, Maria Dolores Badal.

Exhibición de los folios 660, 699, 644, 645. Exhibición de los folios 644, 645

Que en el folio 644 esa firma no es mía.
Que la firma esta seguro que no es mía.
Que presta declaración, ahí no indica quién toma la denuncia, dice la guardia civil pero no dice el agente.
Que no tomé esa declaración. (La de Francisco José Hervás Martínez).

Exhibición del folio 645.

Que esa declaración tampoco la tomé. (La de María Luz López García).

Exhibición del folio 660.

Que esa que es mía la firma. (Se refiere la cabecera de la declaración a María Dolores Badal Soria).
Que el folio 699, que esta declaración tampoco la tomé. (El folio 699 es el mismo que el 657: manifestación de Ester Díez Martínez).
Que además de la declaración comprobación de las declaraciones de la señora Badal, de eso se hizo cargo la policía judicial.
Que simplemente tome la declaración y la búsqueda de todos los días por zonas, en todo el término.
Que la comprobación de esta declaración no intervine, sólo intervine en la declaración.
Que de las comprobaciones se hizo cargo la policía judicial aquí de Valencia, y yo ya no sé.

AL MINISTERIO FISCAL

Exhibición del folio 606

Esa firma es mía.
Que esta denuncia se hizo ante mi.
Que lo que dice el folio refleja fielmente el objeto de la denuncia, exactamente.

Exhibición del folio 614.

Que esa diligencia de informe no esta la firma mía. (El folio 614 es el mismo que el 610: manifestación de Jaime Barnes Espinosa).

Aquí exhibicion del folio 613.

Eso lo hice yo, que lo digo ahí lo ratifico ahora.
Que en Alcácer no hay cuartel de la guardia civil.
Que era el comandante de puesto de Picassent.
Que no avise al funerario para que fuera a la Romana, no, eso ya era otro termino partido judicial, no avisé al funerario yo.
Que Llombay pertenece, tiene puesto de guardia civil.
Que Llombay de Alberique no depende para nada, tiene puesto propio.

AL LETRADO DE LA DEFENSA

Que respecto al folio 606 y siguientes, Jaime Barnes Espinosa que había visto a las niñas, me parece que es una manifestación que me hace.
Que a partir del folio 607 y 608 se recogen manifestaciones de 4 personas que habían visto a Antonia en un pub, Trapi, de la plaza Xuquer, también tomé las manifestaciones.
Que Eva Pastor Cuenca decia que había visto a las 3 haciendo autostop en la carretera..., esa manifestacion la cogí yo tambien.
Que Enrique Algarra… está destinado de cabo, interviene también en el atestado.
Que Pedro Pablo Navarro la mañana de la denuncia dia 14 estaba de servicio de puerta nada más.
Que la diligencia de entrada al juzgado la harían ellos.
Que Pedro Pablo Navarro estaba el día 14 en la puerta.
Que sí pudo el 17 entregar.
Que Pedro Pablo no interviniese en nada, únicamente que estaba de puerta.
Que referente a si sé que se remitiera a unos vecinos al ayuntamiento cuando dijeron que creían saber dónde estaban los cuerpos de las niñas, si fue alguien ahí a decir nada de eso, yo no tengo conocimiento.
Que el guardia de puerta en el ayuntamiento había un guardia, había un puesto de policía judicial para recepción de llamadas, sobre cualquier dato sobre las niñas y el guardia de puerta igualmente recogía cualquier llamada y lo ponía en conocimiento.
Que el guardia civil que estaba en el ayuntamiento de Alcácer estaba a cargo del teléfono y recoger información para pasarla a mí y luego se pasaba toda la información recibida a la comandancia a las 24 horas y si se veía que era un caso preciso inmediatamente…
Que conocimiento de que había un grupo mixto que se encargaba de la desaparición de niñas de Alcácer.
Que sabía que la policía judicial estaba encargada.
Que también sabía del grupo que vino de Madrid.
Que la información la pasábamos a comandancia y ellos se encargarían en todo caso del contacto con este grupo de Madrid.
Que averiguación, contacté todos los días hasta que aparecieron las niñas se inició la búsqueda por distintas zonas, por chalets, en búsqueda en la demarcación había búsqueda de todos los días, o algún vidente que veía algún punto y se atendía, aunque no hubiera mucha confianza, que fuese cierto si atendía todas las llamadas y se iba a todos los sitios.
Que con la policía local lo único que hacia era ir a buscar incluso de paisano, pero contacto con la policía local no tuve.




Fuentes:


  1. Sumario 1/93. Caso Alcàsser.
  2. Vista oral del sumario 1/93.