"Minutos antes de desaparecer estuve yo hablando con ella. Se lavó la cabeza, se secó con el secador y me dijo: «Mamá, ¿verdad que me ha quedado bonito el pelo? Adiós, mamá, me voy». Es el último recuerdo que tengo de ella", declaró ayer la madre de Toñi, una de las niñas de Alcàsser, en el programa de Radio Nacional de España Para que veas, que dirige Paco Lobatón.
La joven de Alcàsser Antonia Gómez mantuvo una conversación telefónica con una emisora local de FM el día anterior a su desaparición, en la que dedicaba una canción a sus amigas, entre ellas Miriam García y Desirèe Hernández. La conversación entre Antonia y el locutor de la emisora de FM, que la joven grabó y su familia conserva ahora como el último testimonio sonoro de su hija, fue la siguiente:
- Locutor: Sí, 1260802. Buenas tardes.
- Toñi: !Hola!
- Locutor: ¡Hola! Dime tu nombre.
- Toñi: Toñi.
- Locutor: Toñi. ¿Desde dónde, Toñi?
- Toñi: Desde Alcásser.
- Locutor: Desde Alcàsser. Toñi, ¿Cómo llevas tú la tarde de Jueves?
- Toñi: Puees... bien.
- Locutor: ¿Ya tienes más o menos planteado lo que vas a hacer ya mañana, que va a empezar ya el fin de semana, ¿o qué?
- Toñi: No sé.
- Locutor: Aún no lo sabes ¿no?
- Toñi: No.
- Locutor: El caso es que en casa no te vas a quedar.
- Toñi: No, eso está claro.
- Locutor: Eso está claro, Toñi.
- Toñi: Sí.
- Locutor: Venga, ¿qué quieres escuchar?
- Toñi: Pues... Peter Schilling.
- Locutor: El Major Tom. ¿no? ¿Y a quién se lo quieres dedicar?
- Toñi: A Isabel, a Miriam, a Desi, a Ana, a Amaya, Marisa, Melina, Belén, Esther, Carmen y Cristina.
- Locutor: ¿Te lo habías apuntado?
- Toñi: Sí.
- Locutor: Sí. Yo es que así de memoria yo no me sé tantos nombres de tantos amigos.
- Toñi: Bueno, y a tí, a tí.
- Locutor: Pues muchas gracias. Mira, por lo menos... Yo esta mañana se lo estaba comentando a mi novia, que no puede ser. Todo el mundo me dedica menos ella. Oye, Toñi.
- Toñi: Sí.
- Locutor: Muchas gracias por haber llamado y para ti va el Major Tom, de Peter Schilling. ¿Vale?
- Toñi: Vale.
- Locutor: Hasta luego y gracias.
- Toñi: Hasta luego.
Antonia Gómez Rodríguez, según la revista Pronto "era la mayor de las tres amigas y, por tanto, la capitana del grupo. Tenía quince años, medía 1,60 de estatura, su cabello era oscuro y los ojos pardos. Se la conocía popularmente como Toñi. Carme Miquel, maestra de la escuela municipal, recuerda a la niña como 'muy tímida y reservada'. Compartía habitación con sus hermanas. Sobre la cama, cubierta con un edredón floreado, todavía reposa su mascota, una enorme tortuga de trapo, que seguramente debe de conocer muchos de los secretos de su joven dueña. Fernando Gómez, su padre, colaboró activamente en la búsqueda de su hija y sus dos amigas, atendiendo llamadas desde el Ayuntamiento y, en fin, haciendo todo lo que hiciese falta, siempre con la esperanza de que su querida Toñi volviese a casa sana y salva. Las pasadas fiestas navideñas fueron especialmente dramáticas, ya que siempre se reunía la familia y en este caso falta uno de sus miembros más valiosos: Toñi. La muchacha tenía dos hermanos más y una hermana que le lleva siete años. Todos están destrozados."
Los dos diarios locales siguieron el caso día a día. Pero también se ocuparon del aspecto humano del caso, según vemos a continuación:
Fernando Gómez, el padre de Antonia, manifestaba ayer que su hija "lo estará pasando peor que yo". Este hombre, que trabaja en una industria química, barajaba la posibilidad de un secuestro, y advertía que "si lo que buscan es dinero se han equivocado de persona". Fernando recordaba también que Antonia es "una cría que se asusta muy pronto y es incapaz de darnos un disgusto así."
La madre de Antonia no se explica qué ha podido pasar, sólo llora y pide que vuelvan pronto.
La madre de Toñi Gómez es clara sobre lo que le puede haber ocurrido a su hija: "Estoy segura que la tienen cogida cuatro gamberros y que la quieren soltar, aunque también hemos barajado la posibilidad que se trate de una chiquillada y que ahora estén asustadas."
"Sólo quiero decirle que no tenga miedo en volver a casa y que la vamos a acoger con los brazos abiertos", confesó entre lloros la madre de Toñi.
Toñi mide 1,60 de estatura, tiene el pelo negro, los ojos pardos y vestía en el momento de su desaparición chaqueta y pantalón azul oscuro, además de un suéter de lana de tonos claros, con dibujos de gatos en parte del pecho.
De otro lado, los dos jóvenes que aseguraron a Levante-EMV haber visto a las chicas en un local de la plaza Xúquer de Valencia reafirmaron ante la policía sus declaraciones. Uno de estos jóvenes declaró ayer a este periódico que Antonia llevaba el pelo rizado, y no liso, como aparece en la foto difundida, y que una vestía un chaquetón largo azul y otra una chaqueta negra corta...
Casi todos los datos familiares de las niñas se los debemos a Fernando Martínez Laínez, que en su libro "Sin Piedad" no se olvidó de Toñi, de la que nos dejó un retrato basado en lo que Miriam escribió sobre ella y en el testimonio de su madre Luisa:
Mi mejor amiga es Toñi. Me atrae hacia ella un gran cariño y muchos momentos encantadores. Hoy, día 4, me ha regalado un mechón de su largo cabello moreno. Toñi es alta, flaca y muy guapa, como su hermana, que también es muy guapa. Tiene el pelo largo y moreno, liso y muy brillante. Sus ojos me traen una mirada muy vibradora. Miran de una forma sincera. Sus ojos son marrones, su nariz es puntiaguda y su boca es grande y me trae una sonrisa alegre. Su pecho es normal, igual que sus brazos y sus manos, que llevan un ritmo bastante espléndido. Su cintura es ancha y sus piernas son largas. Le gusta mucho bailar. Tiene mucho ritmo y viste muy moderna. Me gusta su vestuario, lo que se propone lo consigue. Es muy maja y tiene una forma muy cariñosa para decir las cosas. Expresa lo que siente de una forma ideal, y es muy simpática y cariñosa, y las canciones que más le gustan son «Esta es tu vida» y «Los hombres G», y el chico que le gusta se llama Pere. Es muy majo, como ella, y harían muy buena pareja. Tiene una belleza espléndida, se gana el cariño de la gente y yo creo que se merece el chico que le gusta, y sería fantástico. Tiene una letra muy bonita, igual que su nombre... Fue un detalle conocerla.
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«Le pusieron ese nombre por su abuela materna. Se llamaba Antonia Gómez Rodríguez, pero todo el mundo la conocía en Alcàsser como Toñi, y sólo le gustaba que la llamaran así. Cuando su hermano quería hacerla rabiar, le decía: "Tú te llamas Antonia." Y ella se ponía histérica...
»Nació el 25 de mayo de 1977 en la Ciudad Sanitaria de La Fe, en Valencia, pero en seguida la bautizamos y la empadronamos aquí. Fue una niña robusta... De pequeña no pasó sarampiones, ni rubéolas ni tosferinas. Tenía mucha salud y nació preciosa, pesaba cuatro kilos y pico, con un color de cara muy bonito, un color de rosa guapa... Era la pequeña de la familia. Primero está su hermano Alfonso, luego María Luisa, después hay otro que se llama Fernando, y ella era la cuarta. Con Luisa se llevaba siete años y medio, y con Fernando cinco y medio... No fue una niña traviesa. A ella le gustaba jugar con cualquier juguete, con cualquier cosa. Podía pasar el día entero jugando ella sola. Yo le compraba muñecas y cositas así para jugar, y ella jugaba mucho. Le encantaban los peluches y no era golosa, pero tenía buen apetito. Se lo comía todo.»
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«A los tres años, en el descampado que hay frente a casa, se hizo un corte en el píe con un vidrio y la llevamos al ambulatorio de Picassent, y cuando vio que le iban a coser la herida se puso histérica, muy nerviosa, tanto que no podíamos con ella.
»No señor, no. No pasó por guarderías, y el colegio lo pisó por primera vez a los seis años, la edad obligatoria. A ella tampoco le gustaba estudiar. Sólo le faltaban dos asignaturas en septiembre para terminar la EGB, pero no se presentó. Al principio le gustaban más los libros, se metía dentro de su habitación y estudiaba mucho, pero las matemáticas no podía aprobarlas, imposible. Me decía: "Mamá, no sé lo que me pasa pero no puedo con las matemáticas...." No le gustaba leer, lo que sí le gustaba era hacer footing y poner música, jugaba mucho con los animales, y en cuanto veía a un gato pequeño abandonado en la calle, decía: "Mamá, cógelo." "Anda —le contestaba yo—, que si tuviera que coger a todos los animales que hay en la calle que a ti te gustan, tendría la casa llena." Ahora tengo en casa un gato que no tiene nombre, pero ella jugaba mucho con él y lo tenía siempre en brazos, hasta se sentaba aquí, en el comedor, mirando la tele con el gato encima...
»La apuntamos en el Instituto de Picassent, aunque yo nunca creí que fuese a aprobar nada. Allí estuvo un año, y luego me dijo: "Mamá, ¿tú sabes qué...? Que no me gusta estudiar, y cuando tenga dieciséis años me pongo a trabajar y ya está." Yo entonces la apunté a mecanografía, como a su hermana, y también estuvo un año; pero al final se cansó y dijo que no, que tampoco le gustaba...»
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«Era muy casera. Muchas veces me decía: "Mamá, no tengo ganas de salir." Pero luego venían las amigas, y aunque no tenía ganas, la convencían y se iba. Solían pasear por el parque un ratito y luego se venía a casa... Le encantaba estar en familia y que comiéramos todos juntos, y también le encantaba bailar.
»Lo sé porque muchas veces abría la puerta de su habitación y la veía bailando, pero era muy miedosa, y nerviosa, muy nerviosa. Muchas veces estaba sentada y se levantaba, no podía estar quieta, y nos contaba muchas cosas, a mí y a su hermana, cosas suyas de la discoteca y de lo bien que se lo pasaba bailando...
»Con quien mejor se llevaba era con su hermano Fernando. Era con quien más conectaba. Le animaba para que escribiera a las chicas a las direcciones esas que vienen en las revistas y los periódicos, y le aconsejaba la ropa que tenía que ponerse. Le decía:
—Ponte ese jersey, esos pantalones..." Mi hijo también la comprendía mucho. A veces recibía carta de una chica y quería que Toñi se la leyera: "Toñi, léemela tú..." Y luego: "¿Qué le pongo?" Y ella le decía lo que tenía que poner y todo eso...»
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«Hizo la primera comunión en Alcàsser también un 25 de mayo, y estaba muy emocionada. Fuimos a hacerle la foto, y de la emoción que tenía en casa del fotógrafo se me puso blanca, blanca, y quería devolver... Y yo le decía: "Ay, Toñi, no me devuelvas que me echas a perder el traje..." Y el fotógrafo la tranquilizó: "Tranquila, no te pongas nerviosa..." Pero es que sentía mucho las emociones. Le pusimos el vestido de primera comunión encima de la cama, y a los niños de la calle les invitaba a entrar para que lo vieran. Estaba entusiasmada del todo, y nos fuimos a un restaurante a celebrar la fiesta...»
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«Sí, yo soy de Jaén, pero me he criado aquí. Toda la familia, menos una hermana que se marchó, están aquí... Mi marido, Fernando, tiene un hermano en Tarragona, en Altafulla, y allí estuvimos tres días con Toñi antes de que pasara eso, con una prima de su misma edad, hija de mi cuñado. Se iban por la tarde de discoteca, y mi marido las llevaba, y luego por la noche, hacia la una, íbamos a por ellas... El resto de los hermanos de mí marido están en Cádiz...»
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«Religiosa no era. Unas veces iba a misa y otras no... Le gustaba estar en Alcàsser y, a veces, se iba a Picassent, que es lo más cerquita que hay, y nunca a Catarroja o Benetússer. Pero estaba dispuesta a trabajar en cualquier sitio que fuera, con tal de ganar dinero, porque así podría comprarse mucha ropa. Le encantaba comprarse ropa. Yo me la llevaba los martes al mercado volante que hay aquí, y me decía: "Mamá, mira que pendientes más bonitos, ¿me los compras, vale?" Y se los compraba. Ella lo que quería lo tenía. Como era la más pequeña, su padre estaba que se le caía la baba, la quería muchísimo porque era muy cariñosa para él, y cuando su padre tenía dinero le daba todo lo que le pedía. Mi marido jamás se metió con ella ni le ha pegado nunca, y ahora se acuerda mucho de que los hijos le llamaban antiguo cuando les advertía del peligro que amenaza a la juventud en la calle. Él le repetía que nunca se subiera al coche de un desconocido, y muchas veces la llevó a Picassent... Lo que más le atormenta ahora es pensar en lo que han debido sufrir las chiquillas, en lo que habrán hecho con ellas antes de matarlas. Ya no le gusta trabajar porque, mayormente, el trabajo lo quería para comprarle cosas a ella.»
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«Un día, para la comunión de mi mayor, me hizo una trastada muy gorda. Tenía tres añitos, y después de la comunión, como mi hermana vive en Silla, fuimos en el autobús a verla. Yo llevaba de la mano a la niña, claro, y cuando volvimos —que estaba mi madre aquí, con mi marido y mis hijos— Toñi se metió en su habitación, le entró sueño y se quedó dormida debajo de la cama... Pasamos un buen susto y nos fuimos a buscarla por todo el pueblo, hasta que mi madre dijo: "Mira debajo de la cama, que seguramente está dormida." Y allí estaba: acostada debajo de la cama y dormida.»
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«Íbamos a recogerla a la escuela, y después venía y se quedaba en casa jugando sola. No necesitaba salir a la calle a jugar, pero también le gustaba participar en las fiestas. Para el Cristo de agosto aquí hacen toros, y ella se iba de comida con sus amigas. Hacían una paella y se iban todas juntas a comérsela a la plaza del pueblo, que es donde se reúnen todas las pandillas, cada una con su paella.
»Tenía un genio muy fuerte, no crea usted. Cuando se la contradecía se ponía histérica, pero después se le pasaba pronto. A la medía hora venía y me decía: "Mamá, perdóname." Era una niña muy simpática; aunque, como le he dicho, no le gustaba estar siempre en la calle, le gustaba mucho la casa. Cuando a veces tardaba un poco, me llamaba: "Mamá, estoy en casa de una amiga, no te preocupes." Por eso yo sabía que no, que no se habían marchado por ahí las niñas cuando desaparecieron, porque yo conocía a mi hija y a ella le gustaba vivir en su casa. Jamás en la vida se hubiera ido de casa. Minutos antes de que se marchase ese viernes, estuve hablando con ella. Se lavó la cabeza, se la secó con el secador y me dijo: "¿Verdad que me ha quedado bonito el pelo?... Adiós, mamá, me voy." Y ya lo creo que se fue, pero para no volver.
»El día que puso el disco dedicado a sus amigas en la radio, vino y me dijo: "Mamá, ven y verás qué sorpresa tengo." Y entonces puso el programa con la dedicatoria que ella misma había grabado, y se echó a reír: "Mamá, ¿tú crees que soy yo ésa? Tengo una voz muy fina ahí..."
»Los ojos los tenía marrones, pero cuando les daba el sol se le ponían verdes, y bromeaba conmigo por eso: "Mamá, ven a ver como se me ponen los ojos verdes."»
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«Era gordita de piernas y me decía: "Mamá, estoy muy gorda, quiero adelgazarme." Entonces estuvo un tiempo a régimen y rebajó bastantes kilos y se puso más contenta; pero seguía gustándole comer Nocilla. "¿Quieres estar delgada y comer Nocilla?", le decía yo. Pero ella me contestaba que le daba igual, y había temporadas que volvía a comer de todo... O sea, que lo mismo le daba comer mucho que pasarse sin comer nada.»
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«En la nariz se dio un golpe y se la torció cuando tenía catorce años y estaba de fiesta en los toros. Se cayó y me la trajeron a casa los municipales, con la cara chorreando sangre. Fuimos al médico, que me dio un volante para ir a La Fe, y ella quería que la operaran; pero los médicos le dijeron que esperase, que la operarían cuando tuviese diecisiete o dieciocho años, pero ella quería que se lo hicieran en ese mismo momento. "No te podemos operar ahora —le dijeron los médicos— porque ese hueso de la nariz te volverá a crecer. Hasta que no tengas diecisiete o dieciocho años no se puede." Así es que la nariz le quedó un poco torcida de aquel golpe...»
«Mi hermano, Pedro Rodríguez, fue quien estuvo en el Anatómico-Forense identificando los objetos de Toñi. Le mostraron el reloj parado a las once y diez, que identificó sin dudarlo, un anillo de plata, del que no estaba seguro, y un lápiz de labios, aparte de algunas monedas. Cuando desaparecieron, en un rincón de la mente, una voz me decía que estaban muertas; pero me negaba a escucharla. Ahora hay que coger a los asesinos para que no puedan matar a otras criaturas como éstas, porque —¿sabe usted?— han matado a tres ángeles. Los han matado poquito a poquito...»
Fuentes:
- Fernando Martínez Laínez. Sin Piedad. Editorial: Ediciones B. Noviembre 1983. I.S.B.N.-10: 8440641788. I.S.B.N.-13: 9788440641786. Nº Págs: 256
- Prensa local de la época.
- Revista "Pronto". 28 de enero de 1993.
- Major Tom. Peter Schilling.