María Cristina Montes López, de veintinueve años, era auxiliar de clínica, aunque estaba en el paro. Se encontraba en tratamiento y necesitaba recibir medicación diaria. Padecía problemas mentales desde hacía unos cuatro años. Vivía en el Fresno, en la zona de Mosquitera, Tuilla -una parroquia de Langreo, en Asturias-, con sus padres, José Manuel Montes Sánchez y Alicia López Fernández. Tenía un hermano llamado José Manuel, como su padre.
Desapareció tras salir de su domicilio el 2 de abril de 2013. Vestía un pantalón vaquero, zapatillas negras y un abrigo verde guateado. No se llevó nada consigo: ni su móvil, ni su medicación, ni las llaves de casa. Sus padres habían ido a Langreo después de comer, a la fiesta de los Huevos Pintos, y al regresar a media tarde, María Cristina no estaba en casa. Temiendo que hubiera sufrido un accidente, su familia llenó Tuilla de carteles con su fotografía en los que se instaba a quien hubiera podido verla a ponerse en contacto con la Guardia Civil, la Policía Nacional o Protección Civil.
La desaparición se denunció ante la Comisaría de Langreo-San Martín del Rey Aurelio, que puso el caso en conocimiento de la Guardia Civil, al estar el área de Tuilla bajo competencia de este Cuerpo. Responsables de la Guardia Civil indicaron que no había indicios del paradero de la joven y que proseguía la búsqueda. Informaron que la desaparición no estaba catalogada como de alto riesgo, porque la mujer se había ausentado de su domicilio en anteriores ocasiones. Pero era porque se despistaba debido a su enfermedad, y volvía a las pocas horas por sus propios medios o ayudada por algún vecino.
Finalmente, el cuerpo de María Cristina fue localizado el día 13 de abril, sobre las 13:20 horas, cuando un vecino de la zona se acercó a un pozo situado en el perímetro del antiguo pozo Mosquitera de Hunosa, a escasos 40 metros de su castillete y a menos de un kilómetro del domicilio de la joven, al observar que la chapa metálica que normalmente lo cubría había sido retirada. Lo curioso es que ya se había efectuado una batida de esa zona el día 11 de abril, sin encontrar nada.
En ese momento varios agentes de la Benemérita se encontraban en la casa familiar, organizando una batida en la que iban a participar numerosos vecinos del lugar y de la zona de El Corbero, donde la familia había vivido anteriormente y que iban a acompañar a los padres y al hermano en la búsqueda.
En el interior del pozo se encontró flotando el cuerpo de María Cristina, que fue rescatado por agentes de los grupos de Montaña de Cangas de Onís y Actividades Subacuáticos de Gijón de la Guardia Civil. El cadáver fue identificado por el padre de la joven.
Tras un primer examen del cadáver por el médico forense y tras ser autorizado por el Juzgado de Guardia, se procedió a las 16:00 horas al levantamiento del cadáver, que fue trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias, en Oviedo, donde se se tenía previsto practicarle la correspondiente autopsia. Según fuentes de la Guardia Civil, el cuerpo no presentaba signos de violencia, por lo que barajaron la hipótesis de que la joven podría haberse quitado la vida.
«Tenía una pequeña esperanza de encontrarla con vida, pero mi sentido de madre me decía que algo le había pasado a Cris... Apenas estuvimos una hora fuera de casa y ese día estaba muy bien, habló con nosotros normalmente y no temíamos nada, pero se fue...» se lamentaba Alicia López, madre de la joven.
¿Por qué no se han hecho públicos los resultados de la autopsia?
¿Había un pozo a un kilómetro de la casa de María y no se les había ocurrido registrarlo antes? ¿Tuvo que encontrarlo un vecino por accidente? ¿Cómo es que no habían advertido que estaba destapado si ya se había pasado por la zona con anterioridad?
El cadáver de María Cristina fue incinerado y el funeral se celebró a las cuatro de la tarde del día 16 de abril, en la iglesia parroquial de Tuilla.
Evidentemente, tras la incineración resulta completamente imposible realizar una segunda autopsia, si alguna vez se precisara, para confirmar la causa de la muerte. Ya no queda nada que investigar.
Evidentemente, tras la incineración resulta completamente imposible realizar una segunda autopsia, si alguna vez se precisara, para confirmar la causa de la muerte. Ya no queda nada que investigar.
Otra joven vida que se apaga sin explicación.
Fuentes:
- Buscan a una chica desaparecida en Tuilla: https://www.rtpa.es/sucesos:Buscan-a-una-chica-desaparecida-en-Tuilla_111365706101.html
- Aparece el cadáver de la joven de 29 años desaparecida en Tuilla dentro de un pozo de agua: https://www.lne.es/sucesos/2013/04/14/aparece-cadaver-joven-29-anos-desaparecida-tuilla-pozo-agua/1397153.html#
- Tuilla despide a la joven María Cristina Montes López: https://www.elcomercio.es/v/20130417/cuencas/tuilla-despide-joven-maria-20130417.html
- Maria Cristina Montes Lopez. RTPA. Buscan a una chica desaparecida en Tuilla: https://www.youtube.com/watch?v=7YLE3jjZBLk
3 comentarios:
Muy interesante Nozcik.como todo lo que escribes. Que pena que los padres siempre se crean las auptosias oficiales. sin cuestionarse nada. Bicos
Muchas gracias. Los padres, como la mayor parte de la gente, no pueden creer que el Estado les mienta. Es natural, pero equivocado. En este tipo de casos siempre se debería solicitar una segunda autopsia.
Ojalá no viva nunca estas circunstancias, pero doy por hecho que si has de reconocer el cadáver de tu hija y el cadáver presenta una cara no desfigurada bastará con que "te muestren", descubriendo la mortaja, su rostro. Entonces en este caso veo probable que el padre de M.Cristina fuese su rostro todo lo que vio y como "no presenta agresiones" no había más que hablar.
Por otra parte el cadáver de esta inocente apareció justo cuando iban a hacer batidas para intentar encontrarla. Quizá su cuerpo ya sin vida estaba en los alrededores o quizá se trasladó allí para que apareciese.
En cualquier caso pobres criaturas.
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