Alcàsser. Miriam y el Instituto La Florida, de Catarroja.

Miriam García Iborra, una de las tres niñas de Alcàsser, era la hija mayor del matrimonio compuesto por D. Fernando García Mediano y Dª Matilde Iborra Martínez.

Parece ser que Miriam no era especialmente estudiosa ni deportista. Le gustaba el ballet, pero no se le daba bien. Era más bien tímida, reservada, y muy cariñosa. Y muy sensible. Le gustaba la poesía y escribía poemas. Era la más romántica y a la que más le gustaba escribir. Mientras que Toñi había dejado de estudiar y esperaba a cumplir los dieciséis para ponerse a trabajar, y Desirée estaba en un colegio en Alcàsser, Miriam, con catorce años, fue al Instituto.

Aquel año 1992 era el primer año de Miriam en el Instituto La Florida, que estaba en Catarroja, un pueblo al norte de Alcàsser. En línea recta están bastante cerca, pero para ir por carretera primero hay que ir hacia el este, dejando al norte el polígono industrial de l’Alter, y luego hacia el norte, subiendo por la Avinguda Espioca, dejando Silla al este, atravesar Beniparrell por la Avinguda Llevant y Albal por la Avinguda del Padre Carlos Ferris. Unos siete kilómetros en línea recta, pero unos doce por carretera. Miriam cogía el autobús 181 que hacía el trayecto Valencia – Picassent y que llegaba cada hora. Probablemente subía en la parada del Carrer Colon, en Alcàsser, que estaba cerca de su casa, para bajarse en Catarroja, en la calle Camí Real, a la altura del número 37. La misma calle en la que vivían más abajo los Anglés, en el número 101.

La parada del autobús de Miriam, en Catarroja

Luego tenía que ir caminando hasta el Instituto, que estaba en la Avinguda Rei Jaume I Nº 2, lo que le llevaría unos diez minutos.

El curso comenzó ya avanzada la segunda quincena de septiembre de aquel año 92. El horario era de 8:00 a 14:00 horas y a media mañana tenían un descanso de unos veinte minutos, que solía alargarse hasta media hora.

Con adolescentes de la misma edad que Miriam se formaron hasta siete grupos de ESO experimental, desde 3º A hasta 3º G, que equivalían a 1º de BUP. A Miriam le tocó el grupo 3º A.

Una mochila "firmada" por Miriam y sus compañeros

Se estudiaban Matemáticas, Lengua Castellana y Valenciana, Ciencias, Educación Física, Música, Tecnología e Informática. Cada clase se realizaba en un aula distinta, con lo que los estudiantes tenían que desplazarse de aula en aula, así que aprovechaban para colarse en cualquier otra aula distinta a la suya para charlar con amigos que no estaban en el mismo grupo, lo que desesperaba a los profesores, que veían cómo los alumnos llegaban siempre tarde a comenzar las clases.

Y cuando por fin empezaba la clase se les notaba que estaban en la adolescencia, cuando el tiempo parece que no pasa y resulta más difícil concentrarse... Los alumnos no paraban de hablar, y cuando los profesores les llamaban la atención, los chicos pasaban al plan “B”: se pasaban notitas con las cosas que se les ocurrían. Algunos acababan en el pasillo, cuando los profesores perdían la paciencia.

Y es que todo tenía su límite. Incluso para los propios alumnos. En una de éstas, estando en clase –en donde se formaban grupos de cuatro estudiantes- uno de los compañeros de Miriam no dejaba de hablar y hablar. Y venga a hablar. Ya se hacía hasta pesado... Así que Miriam, que ya debía estar harta, con su acento valenciano y una sonrisa de oreja a oreja, pero con tono firme, le dijo ¡Ché, para ya, andragò!...

Se hizo el silencio... pero después vinieron las carcajadas. Entre el corte que le habían dado al chaval, Miriam mandándole callar y luego lo de “andragò”, que no lo habían escuchado nunca...

Bueno, pues a partir de entonces Miriam siempre llamaba "andragò" al pobre chaval, que es cómo en Alcàsser y Picassent llaman a esa especie de lagartijas tipo geckos que por las noches se pegan a las paredes, cerca de las luces, buscando insectos que comer...

Y no, Hervás -el que supuestamente recogió a las niñas y las llevó hasta la gasolinera de Picassent- no tenía que ver nada con el Instituto La Florida. No fue allí dónde lo llevó su novia. Si acaso lo llevaría a algún otro Instituto... ¿Quizás al Instituto de Enseñanza Secundaria de L'Eliana?

El Instituto La Florida, en Catarroja

Dª Matilde Iborra Martínez, la madre de Miriam, decía que su hija se sentía un poco aislada y sola porque no conocía a nadie en su clase. 1 Esto es lógico, porque era su primer año. Y que entonces, los profesores del Instituto organizaron una acampada para ayudar a los alumnos a conocerse entre ellos.

En realidad no fue una acampada. Fueron unos días “de convivencia”, como se dice ahora, en un albergue al norte de Llíria. A unos 45 Km. de Alcàsser, una media hora por carretera. Aunque Miriam fue en tren. El albergue contaba con habitaciones individuales, comedor, baños, animadores socioculturales... Y desde ese punto también se realizaron marchas o salidas para visitar el entorno del albergue.

En estos días de convivencia no ocurrió nada extraño que pueda relacionarse con lo que después sucedería. Pero Miriam estaba preocupada porque su madre estaba enferma. Dª Matilde tenía alguna afección hepática -quizás fuera hepatitis- y la situación debía de ser delicada. Además, Miriam había tenido algún problema con un chico. Probablemente su ex, Leandro Martínez Toledo.

La zona donde se ubicaba el albergue, marcado en azul. Al norte de Lliria

Cuando Miriam volvió a casa, Dª Matilde fue a buscarla a la estación. «Eso sería una semana antes de desaparecer. Yo estaba de espaldas a donde venían ellos, y ella se acercó por detrás y me dijo: "Mamá, que estoy aquí." Y me abrazó y me besó. Estaba muy contenta, se veía que lo había pasado muy bien con sus compañeros. "Mamá, ¿me quieres?", me preguntó. Yo le contesté: "Te quiero mucho, hija mía." Y entonces me dijo: "Pues cómprame una moto." Estaba loca por tener una moto, porque tenía que viajar todos los días al Instituto, y volver, en autobús. A mí me daba mucho miedo la moto, pero si se la hubiésemos comprado a lo mejor se hubiera evitado lo que le pasó...»

«Tengo la impresión de estar viviendo un sueño, de que todo es irreal y ella va a aparecer en cualquier momento para decirme: "Mamá, ¿me quieres...?"» 1

Un viernes, el 6 de febrero de 1998, Dª Matilde se durmió. Ahora ya ha despertado y está con Miriam, que ya sabe cuánto la quiere su madre.

1 "Sin piedad". Fernando Martínez Laínez.

Habitación de Miriam. Preparada para su vuelta.